La refundación de los partidos
El fin de semana vivimos dos historias distintas sobre cómo se procesan los resultados del 2 de junio en la oposición. Estas dos historias dan muestra de cómo podemos anticipar el futuro político del país en los próximos años.
En la vigésimo cuarta asamblea nacional ordinaria del Partido Revolucionario Institucional, celebrada este fin de semana, se aprobaron reformas a los estatutos del partido que permiten la reelección de su líder, Alejandro Moreno, hasta por dos ocasiones más, lo que podría hacerlo presidente del partido hasta 2032.
La asamblea se llevó a cabo a pesar del rechazo de ciertos sectores de la militancia, sin presencia de exdirigentes históricos y con fuertes críticas de priistas con larga trayectoria que demandaron una autocrítica tras los pobres resultados en la elección pasada. Tras un sexenio, el PRI se encuentra más reducido que nunca, superado incluso por otros partidos en los resultados electorales.
Y a pesar de ello, pareciera que su dirigencia no está dispuesta a hacer un análisis que permita replantear objetivos y realizar modificaciones para recuperar la competitividad electoral. Lo que sí se hizo fue eliminar el concepto neoliberal en su programa político, recuperando el impulso a programas sociales. Esta modificación acerca al PRI más a Morena que a los gobiernos emanados del tricolor en las últimas dos décadas.
Por otro lado, el Frente Cívico Nacional organizó un encuentro en la ciudad de México donde se comenzó a discutir la posibilidad de transformarse en un partido político, con miras a competir en 2027 y 2030. Aunque estuvieron presentes figuras de otros partidos, como Guadalupe Acosta Naranjo, ex líder del PRD y ahora coordinador del Frente, o Santiago Taboada, excandidato del PAN a la Jefatura de Gobierno de la ciudad, lo más destacado fue la apertura hacia la sociedad y la intención de democratizar la decisión sobre constituirse como partido político.
Se planteó una ruta de consultas en los 300 distritos federales del país para que en noviembre se determine si se avanza en el trámite del partido, además de establecer ciertas reglas básicas que parecen un mensaje a los actuales partidos políticos: que los dirigentes formales no puedan tener candidaturas, y que se convoque a elecciones primarias para definir esas candidaturas. De esta manera, se busca que la acción política que se trasladará a las urnas tenga más componentes ciudadanos y menos de estructuras partidistas.
Por supuesto, para la creación de un nuevo partido político con esas características falta mucho camino por recorrer. La ruta proyectada hacia noviembre parece larga y podrá enfrentar muchos problemas en el camino. Pero a final, como esfuerzo ciudadano y como alternativa política, puede representar una sacudida al sistema tradicional de partidos y a la dinámica de un partido predominante como es Morena.
Estos dos capítulos ocurridos el fin de semana muestran dos visiones distintas sobre cómo enfrenta la oposición los resultados del 2 de junio: la continuidad y repetición de prácticas, o la renovación y apertura ciudadana. En cualquier caso, la competencia electoral de ofertas políticas siempre es positiva para una democracia.
