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La rutina: el camino al funeral de la pasión

por Redacción
26-02-2022

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La rutina en la pareja es como la hipertensión arterial en medicina. Por algo le llaman el enemigo silencioso, ya que puedes tener esta enfermedad sin saberlo -particularmente si no realizas controles médicos frecuentes- y enterarte por algún síntoma que incluso puede ser bastante grave como un accidente cerebro vascular. Las parejas rutinarias sienten, por un lado, la tranquilidad y protección de la costumbre, pero también transitan por el aburrimiento de la misma costumbre. Pasa el tiempo, y como están en una zona de confort no se dan cuenta de que perdieron la pasión. Lo sienten como algo normal. Y como siempre es más difícil ver la realidad desde adentro que desde afuera, les pasa lo mismo que a las personas hipertensas: toman consciencia de su situación cuando ocurre alguna manifestación de la misma, a veces grave o irreversible. Por ejemplo la infidelidad es una consecuencia típica de la monotonía en la pareja, aunque no la única.

Para salir de la rutina, primero debes darte cuenta de que estás dentro de ella, o al menos al borde. Y eso requiere de un proceso de introspección, analizando los sentimientos y sensaciones que te despierta tu pareja, y también de revisar el paso a paso de tu relación, particularmente la erótica.

Como para ayudarte en este trabajo de revisión, te voy a comentar algunos indicadores básicos de que tú y tu pareja están cayendo en una relación monótona y rutinaria. Los encuentros sexuales son predecibles. El día, el lugar, la manera de comenzar, las posturas… todo lo podrías describir con precisión casi matemática antes de que ocurra. Por lo tanto no pasa nada que te sorprenda.

Tienes por tu pareja un sentimiento más fraternal que sensual. Son buenos amigos, se sienten casi como hermanos, y eso impide que se despierten sensaciones más eróticas. En terapia de pareja este fenómeno se denomina parentalización del vínculo.

La sexualidad no es prioritaria. Hay otras necesidades que tienen un lugar predominante en tu vida: los hijos, la economía, la carrera profesional, los hobbies, los amigos y amigas.

Podrías prescindir del sexo. A veces el estado de monotonía es tal que ya tener sexo o no te da más o menos lo mismo. Claro, en la medida en que no te aporta los mismos niveles de placer que antes, pierdes el deseo y el interés por hacerlo.

Presta atención entonces a estos indicadores, conversa con tu pareja al respecto y no dejes en manos del destino lo que podrías resolver con las tuyas. Cuanto antes tomes una buena decisión, mayores posibilidades habrá de que salgas del estado de monotonía. Por supuesto que ambas partes deben estar alineadas con el mismo objetivo, sino sería un intento fracasado antes de comenzar. Y a partir de ahí algunos recursos como la comunicación sexual asertiva, la creatividad erótica y las fantasías sexuales serán los pilares para modificar ese guión erótico rutinizado. En mi nuevo libro, Guía práctica del erotismo infinito, te cuento cómo hacerlo.