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La sexualidad deprimida por la enfermedad

por Leticia Montes
30-08-2021

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El deseo sexual también se ve mermado por las enfermedades orgánicas como los trastornos del tiroides o los niveles altos de prolactina -hormona que en los hombres inhibe el deseo sexual-, así como por el déficit de testosterona, habitual en la andropausia masculina:


“Alrededor de un 80% de los hombres comienzan a sufrir un descenso de su capacidad sexual a partir del medio siglo de vida, más aún a medida que avanzan hacia la vejez. Disminuyen su vigor físico, su fertilidad o su rendimiento sexual, y aparecen, además, alteraciones en su comportamiento social”, apunta el doctor Benítez.


    Pero este déficit de testosterona puede notarse en etapas más jóvenes de la vida provocado de forma anómala por enfermedades como el hipogonadismo, la diabetes, la obesidad, la hipertensión, el cáncer o por el abuso del tabaco y el alcohol.


“Tanto la disfunción eréctil como la eyaculación precoz generan, a la larga, asociaciones negativas con la relación sexual de pareja, dos incapacidades que tienen solución pero que provocan vergüenza y frustración, sentimientos que pueden desencadenar, a su vez, en una pérdida del interés y del deseo sexual”, subraya.


Algunos medicamentos, como los antidepresivos, y algunos fármacos para la hipertensión y para la próstata se asocian a la falta de la libido masculina.