Un gobernante que privilegie popularidad sobre responsabilidad va a contrapelo del sentido de buen gobierno, pero puede superar cualquier revocatorio.
LIÉBANO SÁENZ
Siendo presidente electo, el compañero Andrés Manuel López Obrador prometió que su gobierno no sería de ocurrencias. En realidad, ocurrió todo lo contrario y con terribles consecuencias.
AMLO ha basado su gobierno en “ocurrencias mediáticas” que lo colocan, a pesar de sus grandes carencias y problemas en el ejercicio del poder, como un presidente muy popular, igual a como lo hizo Carlos Salinas y ya sabemos cómo terminó.
No han sido pocas, han sido muchas y graves y han impactado económica, política y socialmente al país.
El recuento de los daños
Inició su administración con la ocurrencia de vender el avión presidencial, como no lo podía vender, lo iba a rifar, como tampoco pudo, decidió hacer un sorteo de la Lotería Nacional conmemorativo al avión. El caso es que, todo lo que se le ocurrió, consumió horas de trabajo y recursos públicos para no llegar a ningún lado, el avión ahí está y cuesta mucho más tenerlo parado que utilizarlo.
La cancelación del NAIM, que fue entre ocurrencia y capricho, le dio muchísimas horas en su foro de las mañaneras para asumirse como el “salvador” de una mega obra de los “neoliberales”, Sin embargo, el terrible sobrecosto por la cancelación ascendió a 331 mil 996 millones 517 mil pesos, un 232% y de paso, México perdió la oportunidad de convertirse en el principal hub latinoamericano en conectividad de pasajeros y carga, que hubiese dejado importantes ingresos y empleos.
A pregunta expresa, recientemente mencionó que el FMI otorgará créditos a tasas bajas “por 650 mil millones de dólares. En el caso de México, le corresponden alrededor 12 mil millones de dólares. Nosotros podríamos utilizar esos recursos (...) para pagar deuda por anticipado. Eso también lo aclaro, porque nos importa que no nos aumente la deuda”.
Ante esta ocurrencia presidencial, el subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel tuvo que responder: “Por ley, esa partida no se puede utilizar para pagar deuda. Los derechos especiales de giro (DEGs) no son una moneda, son un activo de reserva internacional. En México, por mandato de ley, los activos de reserva internacional no se pueden usar para pagar deuda”.
Otra de sus ocurrencias fue concentrar las compras consolidadas del gobierno en la secretaria de Hacienda, el esquema, dijo, permitiría “ahorros de entre 225 y casi 500 mil millones de pesos”, recursos con los que eventualmente se podría financiar el principal programa del gobierno “Jóvenes Construyendo el Futuro”.
Como consecuencia de ejecutar sin planear, hubo graves problemas operativos en las dependencias federales, más corrupción y desabasto de productos, como refacciones e insumos y lo peor, medicinas para atender a niños con cáncer.
Tan ineficiente y corrupta fue su propuesta, que ahora decidió que la Secretaría de la Función Pública sea quien se haga cargo de realizar las compras consolidadas del gobierno y de la fiscalización de las secretarías federales. Aunque AMLO lo vendió como la gran ocurrencia, por segunda ocasión, su propuesta hace que la Función Pública actúe como juez y parte, cuando anteriormente fue omisa ante la corrupción.
Pandemia
En múltiples ocasiones, de manera irresponsable, señaló junto con el zar de la pandemia Hugo López-Gatell, que duraría dos o tres semanas, que su efecto sería menor que la influenza; que: “usar cubrebocas tiene una pobre utilidad, o incluso tiene nula utilidad”. Dijeron que no se requerirían hospitales especializados para la emergencia y que en México no habría más de 6,000 muertes, pero, a este fin de semana, ya se contabilizan 248,167 muertos y más de tres millones de contagios.
AMLO llegó al grado de decir, no sabemos si por burla o por ignorancia, que: “No mentir, no robar, no traicionar, ayudan mucho a que no dé coronavirus” y aseguró sentirse tranquilo porque siempre cargaba en su cartera un fetiche de protección conocido como “El Detente”. “Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”. El problema fue que el amuleto no le dio resultado o afectado por la corrupción de la 4T, acabó contagiado de Covid-19.
Hasta aquí algunas de sus ocurrencias, pero existen muchas más que se repiten en los tres niveles de gobierno y que han causado grave daño a la gobernabilidad, la economía y las relaciones sociales, como el caso de pretender cambiar la cuenca lechera de Coahuila a Tabasco.
Lo mismo pasa con el regreso a clases, unaocurrencia con la que obliga a padres de familia no solo a limpiar y arreglar escuelas, sino a que aporten recursos económicos para rehabilitarlas, mientras que el gobierno no cumple con la obligación de proporcionar las condiciones necesarias para el reinicio de clases presenciales y ni siquiera se ha establecido un protocolo sanitario adecuado. Lo anterior hace que el planteamiento de AMLO sea otra de sus ocurrencias, eso sí, fustiga cada que puede a quienes exigen un mínimo de responsabilidad de las autoridades antes de ordenar el regreso de los alumnos a las aulas.
Al final, el gobierno de la 4T se sustenta en las ocurrencias del compañero presidente y con ello evade la obligación de dar respuesta a los graves problemas que México enfrenta.