Este miércoles Britney Spears compareció a través de una videoconferencia en una nueva vista relacionada con la tutela legal a la que vive sometida desde hace más de una década y a la que ahora quiere poner punto final "sin ser evaluada" antes por un panel de especialistas.
La cantante explicó ante el juez que está obligada a acudir a terapia y visitar a un psiquiatra al menos tres veces por semana, pero lamentablemente las citas siempre tendrían lugar en lugares muy públicos donde acechan los paparazzi. Aunque ella está más que dispuesta a continuar recibiendo ayuda profesional, quiere que sea en la intimidad de su hogar y que se le busque además a otro terapeuta porque está convencida de que los especialistas que la tratan en la actualidad no piensan únicamente en su bienestar.
"Tres días después de que me negara a continuar con mi residencia en Las Vegas, mi terapeuta me sentó en una habitación y me dijo que había recibido un millón de llamadas diciendo que yo no estaba cooperando en los ensayos y que no había estado tomando mi medicación. Todo esto era falso. Inmediatamente, al día siguiente, me recetó litio. De pronto, me cambió la medicación que había estado tomando durante cinco años", ha afirmado Britney. "
Britney también reveló que sus tutores legales controlan decisiones muy personales de su vida privada, como la posibilidad de casarse o tener otro hijo con su actual pareja Sam Asghari, y que le han obligado a utilizar un dispositivo intrauterino para que no pueda quedar embarazada.
"Este supuesto 'equipo' no me deja ir al médico para quitármelo porque no quieren que tenga más hijos. Estoy cansada de sentirme sola. Merezco los mismos derechos que cualquiera para tener un hijo, una familia y todas esas cosas", ha añadido.