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Legionelosis (enfermedad de los Legionarios)

por Leticia Montes
25-07-2021

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¿Qué es la legionelosis?

La legionelosis es una enfermedad bacteriana que puede producir neumonía. Entre 200 y 800 casos se reportan cada año en el estado de Nueva York, incluyendo la ciudad de Nueva York. La mayoría de los casos ocurren como hechos únicos y aislados. Las epidemias son relativamente raras.

¿Por qué se llama legionelosis?

Una epidemia de esta enfermedad en Filadelfia, en 1976, principalmente entre participantes de una convención estatal de la Legión Americana, llevó a que se la llamara "enfermedad de los Legionarios." Luego se denominó a la bacteria que provoca la enfermedad Legionella pneumophila y se cambió el nombre de la enfermedad a legionelosis.

¿Se trata de una enfermedad nueva?

No. Se identificó la bacteria por primera vez en 1976, pero ya había casos confirmados en 1947.

¿Qué tan diseminada se encuentra la legionelosis?

Se calcula que aproximadamente 25.000 personas al año sufren de legionelosis en los Estados Unidos. Una cantidad adicional desconocida es infectada con la bacteria legionella, presentando síntomas leves o ningún síntoma. Los casos ocurren esporádicamente y en brotes. Estos brotes ocurren con mayor frecuencia en el verano, aunque se pueden presentar casos durante todo el año.

¿Cuál es la gravedad de la enfermedad?

La legionelosis puede ser una enfermedad respiratoria leve o puede ser lo suficientemente grave para provocar la muerte. Entre el 10 y el 40 por ciento de los adultos saludables tienen anticuerpos que indican una exposición previa al organismo. Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje tiene historia de neumonía previa.

¿En dónde se encuentra la legionella?

La legionella existen naturalmente en el agua y en la tierra húmeda. Ha sido encontradas en caletas y lagunas, grifos de agua fría y caliente, tanques de agua caliente, agua de torres de refrigeración de aire acondicionado y condensadores evaporantes y en el suelo en lugares de excavación.

¿Cómo se contagia la legionelosis?

Parece ser que la enfermedad se contagia a través del aire, de una fuente de tierra o agua. Hasta la fecha, todos los estudios han indicado que no se produce contagio de persona a persona.

¿Quiénes contraen la legionelosis?

Las personas de cualquier edad pueden contraer la legionelosis. Sin embargo, la enfermedad afecta principalmente a las personas de edad avanzada. Las personas con enfermedades subyacentes, tales como el cáncer o aquellas con resistencia inmunológica baja a la enfermedad también tienen un riesgo mayor. Rara vez ocurre en personas saludables.

¿Cuáles son los síntomas de la legionelosis?

Los síntomas iniciales de la legionelosis pueden ser similares a los de la gripe, con dolores musculares, dolor de cabeza y tos seca, seguidos de fiebre alta, escalofríos y ocasionalmente diarrea. Es común que la temperatura alcance 102 a 105 ° F y las radiografías de tórax suelen mostrar neumonía.

¿Qué tan pronto aparecen los síntomas?

El período de incubación de la legionelosis varía entre dos y 10 días. Sin embargo, generalmente es de cinco a seis días.

¿Cuál es el tratamiento para la legionelosis?

Los antibióticos como la eritromicina, el levaquin o la azitromicina parecen ser eficaces en el tratamiento de la enfermedad.

¿Por qué es tan difícil diagnosticar la legionelosis?

La legionelosis suele causar síntomas similares a los provocados por otros organismos, incluyendo el virus de la influenza y otros tipos de neumonía bacteriana. Además, con frecuencia no se piden las pruebas de laboratorio específicas necesarias para confirmar el diagnóstico. El diagnóstico depende de pruebas de laboratorio muy especializadas que consisten en un cultivo del esputo del paciente o en la detección del organismo en la orina. Las pruebas de laboratorio de rutina no identifican la bacteria legionella.

¿Cuándo investiga el departamento de salud un caso de legionelosis?

Debido a que los casos esporádicos son comunes y no se pueden prevenir actualmente, con frecuencia se investigan sólo para confirmar el diagnóstico y descartar la posibilidad de un brote. Si ello ocurre, se conduce una investigación para encontrar una posible fuente ecológica.