Eduardo Ibarra Aguirre
Que los adversarios de la Cuarta
Transformación, inexistente para el secretario de Medio Ambiente y Recursos
Naturales, magnifiquen el audio de casi seis minutos y grabado en marzo pasado,
donde Víctor Manuel Toledo desarrolla su tesis, suena natural. Mas no lo es
tanto cuando integrantes del proceso de cambio hecho gobierno lo magnifican
para descalificar al ambientalista, impulsar a “sus” funcionarios, a Alfonso
Romo como el hombre clave (sic) del
triunfo arrollador de López Obrador en las urnas hace 25 meses, denunciar
“caballos de Troya” o bien la existencia de “riesgos de parálisis” por los
conflictos internos.
Opiniones
respetables todas, por supuesto, mas sería pertinente no perder de vista que el
presidente Andrés Manuel y su gobierno son producto de una coalición política
que en la composición multipartidaria incluye a cuatro partidos, desde los
marxistas-leninistas del PT, los evangélicos y hasta los impresentables pero
necesarios del Verde; pasando por la pluralidad que en sí misma contiene Morena
y que en buena medida explica el origen de las contiendas en su interior por la
dirigencia del partido-movimiento.
También
está el abanico de personalidades que incluye al empresario regiomontano, el
ambientalismo con el doctor Toledo, Esteban Moctezuma Barragán que tiene como
origen por lo menos laboral al segundo mexicano más rico, Ricardo Salinas
Pliego. Y el Consejo Asesor integrado por magnates.
Con
independencia de gustos o antipatías de todo orden –y aquí el “me cae gordo”
forma legiones–, sin aquella convergencia pluriclasista, diversa en muchos
sentidos, el actual gobierno de AMLO no sería dable.
Pero lo
es y allí está con todas sus contradicciones e intereses individuales y
grupales a veces contrapuestos pero no antagónicos, con cambios de cuya naturaleza y alcance hablan muy a las claras
las resistencias e impugnaciones beligerantes, incluso golpistas en sentido
estricto, de lo que Obrador llama conservadurismo, concepto que quizá no sea
exacto pero permite englobar a todos y que entiendan muchos.
Por lo
hasta aquí redactado, desde Cajeme, Sonora, AMLO se tomó el disenso de Toledo
Manzur con toda naturalidad: “No he podido hablar con Víctor Manuel, pero esto
es, yo diría, normal en un proceso de cambio, de transformación”. Y explicó por
enésima ocasión a los que no lo escuchan pero lo acusan “no escucha”: “En el Gabinete nuestro hay discrepancias, no
hay pensamiento único, se da la libertad para que todos opinen, desde luego yo
soy el responsable del resultado final, yo soy el que al final decido”.
Así de
simple y sencillo, y lo respaldó con el hecho de que el Benemérito de las
Américas tuvo 10 secretarios de Hacienda y el mejor gabinete de la historia de
México, donde el debate y las renuncias fueron prácticas ordinarias “entre
aquellos gigantes”.
En
medio del escándalo por el audio con la crítica visión del ambientalista funcionario,
pasó desapercibida una idea básica: “los quiero poner en la
realidad, y ésta es que tenemos que ser muy inteligentes para plantear un plan
B y aprovechar la situación de crisis global que hoy existe”. Es decir, Toledo no
pierde de vista el realismo político (https://soundcloud.com/user-436744753/audio_vt).
Por eso suenan a llamados a misa los exhortos editoriales del respetable
diario La Jornada: “Por el bien de la congruencia y la funcionalidad del
gobierno, es necesario que los funcionarios que lo conforman se encuentren en
sintonía y plenamente comprometidos con los planteamientos fundamentales que
dieron vida a esta administración.
(La
tarde-noche del domingo 9 no habrá Utopía por septuagenarios motivos).
Acuse de recibo
Este es el último párrafo del texto
de Carlos Urzúa que criticó aquí Víctor Ramos Plascencia: “Pero a
decir verdad, la puritita verdad, la razón principal por la que nuestra
economía cayó lo que cayó frente a la de ellos fue porque el gobierno
estadunidense jugó, y sigue jugando, un papel muy activo para enfrentar la
crisis, mientras que el nuestro, por ignorancia e indolencia, acabó cruzándose
de brazos o de plano regando el tepache. El decreto presidencial emitido el 23
de abril pasado es el ejemplo más fehaciente de lo anterior. Cuando ya el
empleo y el gasto privado se encontraban en caída libre, en Palacio Nacional
alguien discurrió que había que reducir también el gasto de las dependencias
públicas. “No se ejercerá el 75% del presupuesto disponible de las partidas de
servicios generales y materiales y suministros”, dice en particular el
documento. Esa instrucción, como advertiría cualquiera que haya ojeado un
presupuesto, es irrealizable. Pero los aterrados administradores de las
dependencias se apresuraron entonces a cancelar todos los contratos que
pudieron. Y las consecuencias se sufrieron de inmediato. Para señalar tan solo
una: 60,000 trabajadores de limpieza perdieron su trabajo...” El economista
está apadrinado por el magnate de FEMSA, José Antonio Fernández
Carbajal. https://mundo.sputniknews.com/radio_telescopio/202006221091842092-coca-cola-es-asi-dueno-de-embotelladora-en-mexico-propone-derrocar-a-amlo/
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