Los cinco días que se tomó Marcelo Ebrard para anunciar cuál camino seguirá hacia el primer domingo de junio de 2024, son para el extitular de Relaciones Exteriores de los más difíciles para la decisión que debe tomar junto a los suyos: permanecerá o abandonará Morena y la Cuarta Transformación para construir el camino que lo lleve a figurar a cualquier costo en la boleta para elegir a la próxima y primera presidenta de México. Es decir, una candidatura testimonial para un político pragmático ajeno a las aventuras y obsesionado con despachar en Palacio Nacional por lo menos desde 2010.
Guardadas las proporciones que dictan el espacio y el tiempo idos, por voluntad propia se colocó en la misma tesitura que su exjefe y amigo Víctor Manuel Camacho Solís cuando Carlos Salinas de Gortari destapó, al más tradicional de los estilos autoritarios, a Luis Donaldo Colosio como candidato presidencial del Partido Revolucionario. El enojo del finado y talentoso jefe del Departamento del Distrito Federal desapareció cuando el ya genocida lo nombró titular de la SRE.
Mas los tiempos en curso son harto diferentes y Ebrard está en la tercera edad –el próximo mes cumplirá 64 años– como para embarcarse en la candidatura presidencial con Movimiento Ciudadano que, además, difícilmente soltará el propietario de la franquicia, pues Dante Delgado tiene derecho de mano para abanderar a su partido, nombre que plagió igual que el águila republicana a la coalición política que encabezó Andrés Manuel López Obrador de julio de 2012. Y el plazo para una candidatura independiente concluyó el jueves 7.
Por otra parte, los más perjudicados con una candidatura así, serían el estrecho Frente Amplio opositor y los autodenominados socialdemócratas de Delgado Rannauro, pues les disputaría votos entre las capas medias de la población.
Así que cometen un elemental error de cálculo los que desde el FAM se frotan las manos por la confrontación de Ebrard con los dirigentes de Morena, con base en denuncias que todavía no puede documentar. Para no mencionar los inexistentes desalojos de sus representantes de las sesiones de las comisiones encargados de valorar los resultados de las muestras demoscópicas y mucho menos la agresión a la senadora Lucía Mícher por “policías de la Ciudad de México”. Perdió el autocontrol el político de amplia y respetable trayectoria en el oficialismo priista y ahora el morenista, por lo menos hasta el miércoles 7. Sorprende la ligereza para embaucar incautos, pero sobre todo para darle nota a la dictadura mediática y su candidata presidencial que nada más no levanta, como quedó de manifiesto en la pequeña concentración de partidarios y simpatizantes el domingo pasado en el Ángel de la Independencia.
Y como es natural no faltan colegas, como Enrique Galán Ochoa, autor de Dinero, que no descartan que el FAM, o un partido como el Institucional del muy oportunista y traidorzuelo Alejando Moreno, cobijara con su menguado grupo a Ebrard Causabón como candidato presidencial. Veremos.
En política, de la mala y de la buena o de la medio mala y de la medio buena, no es recomendable descartar ningún escenario, sobre todo cuando el hambre de poder domina a no pocos actores y actrices, entre los que quizá se encuentre el señor que alguna ocasión me pidió en el Grupo María Cristina que lo llamara Marchelo, lo cual por supuesto que no hice.
Acuse de recibo
“Gracias estimado Eduardo por haber publicado una de las casi setenta cartas de mi libro Cartas a un lector cercano (julio 2023). En este libro reconozco la oportunidad que dan algunos medios de que el elector no sea un ser pasivo frente a una información, en este caso de La Jornada. Yo he podido expresar en el Correo Ilustrado los más diferentes puntos de vista, cosa que la gran mayoría de los medios escritos ha dejado de permitir. La participación de otros lectores de ver expresada la opinión de un similar, acerca, identifica o difiere en una comunión que se desea para todos, la sociedad, el pueblo. Una modesta participación como la mía, promueve esa intención”; lo anterior afirma la periodista y escritora Teresa Gil... “Con la legalización, primero del PCM, y luego de otras organizaciones de izquierda, se abría una tercera opción: la persistencia de la oligarquía, pero acompañada de una democracia electoral. La alegría en el campo de la izquierda y de los comunistas, no puede ser hoy imaginada. ¿Qué papel jugó Arnoldo Martínez Verdugo en ese proceso? Yo digo que Martínez Verdugo es la recuperación de la brújula del comunismo mexicano. Si José Revueltas tenía razón cuando hablaba de un proletariado sin cabeza en 1962, acertaba para el periodo 1940-1960. Pero desde el XIII Congreso y el acenso de Martínez Verdugo y la nueva dirección, su libro es obsoleto” (Enrique Semo en el ensayo: Arnoldo Martínez Verdugo y el gran viraje, Tribuna Comunista 548, pp. 132-139, el enlace al muy sugerente texto es este, https://www.calameo.com/read/