Tras la invasión de Rusia, el Gobierno ucraniano pidió a su población que se uniera a la defensa del país.
Miles de civiles, algunos sin preparación militar, decidieron tomar las armas y se unieron a diversos grupos de defensa territorial. Para ser distinguidos, estos combatientes voluntarios portan brazaletes amarillos.
"Algunos cambiaron sus bolígrafos y teclados por armas", señala un parlamentario ucraniano, que ahora forma parte de estos grupos armados.
Esta resistencia civil ha ayudado a que las principales ciudades, como Kiev o Járkiv, se mantengan aún bajo el dominio del gobierno ucraniano.