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Los menores, prioridad familiar y comunitaria

por Salvador Guerrero Chiprés
16-11-2020

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Salvador Guerrero Chiprés

@guerrerochipres

 

El asesinato de dos menores, uno de ellos de solamente siete años de edad, se agrega a otros dos incidentes, de entre los conocidos y difundidos por los medios, que ponen alerta roja a dos tipos de problemas: de un lado la probable asociación con organismos delictivos y, de otro, el asunto de la condición psiquiátrica o toxicológica desatendida.

 

A esos casos añado la mención del incidente en que dos gemelos, de 16 años de edad, perdieron la vida en un accidente nocturno en la colonia Jardines del Pedregal, en un auto semideportivo.

 

Lo único que es común a todos ellos es que probablemente existe una condición de distanciamiento de sus respectivas comunidades familiares ampliadas, respecto de las condiciones en que sus hijos son colocados para tomar ciertas decisiones consciente o inconscientemente.

 

La vulnerabilidad de las niñas, los niños y los adolescentes se encuentra en un lugar de mayor fragilidad de donde se encontraban hace una década, o hace dos generaciones cuando había una confianza documentada y clara en los maestros, las iglesias y otras familias y comunidades que se han transformado o desaparecido, casi en ningún caso para bien.

 

La violencia hacia los menores de edad tiene múltiples expresiones en la sociedad, incluso en las familias, donde puede ser tolerada o propiciada como forma de vida o de sobrevivencia, y puede ir desde un desplante, una ofensa verbal, el consumo de alcohol, y la pérdida de vínculos afectivos eficientes para no decir carentes de amor y afectos útiles donde habite la bondad, la solidaridad o la generosidad simple.

 

Al gobierno sin duda le corresponde una gran parte de las acciones para tratar de emparejar oportunidades de desarrollo —que pueden ser muy desiguales en una misma ciudad—, destinar recursos para la prevención, empujar nuevas legislaciones y promover modelos de intervención comunitaria que de cualquier manera requieren a todos los actores sociales.

 

En casa se gestan y refuerzan esquemas de violencia de género y de otros tipos que terminan siendo un boomerang.

 

En la Ciudad de México, la Fiscalía General de Justicia, en seguimiento de la sensibilidad  de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien incluso se disculpó con la doble victimización de dos menores, ha respondido con la investigación y capturas, pero el fondo social que provoca la agresión está por conocerse.

 

No es posible adjudicar a un solo factor ni a una serie de ellos, los hechos violentos en que se pueden ver involucrados menores de edad. Hay factores de riesgo, desempleo en la familia, prácticas disciplinarias severas o relajadas, escasa interacción, pobreza, acceso a drogas y armas, entre otras que apenas son señales del problema.

 

En el Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la CDMX, en convenio con DIF y la Sibiso, así como la FGJ y la SSC, estamos atentos 24/7 para asistir a la ciudadanía en la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza, ambos en el 55 5533 5533. Nos toca a todas y a todos participar en la reconstrucción del tejido social.