José
Luis Camacho Acevedo
Los velos empiezan a correrse en el cada vez
más cuestionado caso Lozoya.
Las pruebas sobre el financiamiento electoral
de Odebrecht en 2012, que Emilio Lozoya Austin entregó para beneficiarse con el
recurso de criterio de oportunidad y no ser encarcelado, estaban en poder de la
Fiscalía General de la República desde septiembre de 2018.
“La lista de pagos a consultores de la campaña
priista de 2012 con dinero corrupto de Odebrecht, una de las supuestas
revelaciones de Emilio Lozoya a la FGR para que le condonen penas, estaban en
poder de la Procuraduría General de la República (PGR, hoy Fiscalía) desde
septiembre de 2018”, detalla la investigación en el portal por Mexicanos contra
la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
En su denuncia de hechos, presentada ante la
Fiscalía el 11 de agosto de 2020, que poco después fue filtrada a los medios de
comunicación, Lozoya acusó al expresidente Enrique Peña Nieto y al ex
secretario de Hacienda, Luis Videgaray, de haberle ordenado destinar el dinero
aportado por Odebrecht en 2012 a pagar los servicios de 10 asesores electorales
de la campaña del PRI en aquel año.
Para acogerse a beneficios legales, como una
reducción de pena e incluso su posible libertad, Lozoya solicitó convertirse en
testigo colaborador de la Fiscalía, para lo cual se comprometió a entregar
pruebas que demostraban la complicidad de otras autoridades en la trama de
corrupción de Odebrecht.
Hace semanas la defensa de Lozoya ofreció
presentar 12 videos que en total suman 16 horas de material que demuestra a
funcionarios y políticos recibiendo sobornos para que aprobaran la Reforma
Energética, y aunque el presidente López Obrador pidió su difusión, estos aún
no han sido revelados.
Lozoya ya se convirtió en un distractor
político de segunda categoría.
Existen otras acusaciones del ex director de
Pemex que igualmente no han sido comprobadas.
Ya agotada su espectacularidad, Lozoya resbala
al terreno de la difamación, tan condenable por mentirosa, como frívola por
hacerlo en los momentos en que por la Pandemia nuestro país está en una
situación de crisis económica calificada por el propio titular de hacienda,
Arturo Herrera, como la peor sufrida desde hace un siglo.
¿A quién le importa si el alcahuete de Lozoya,
por órdenes de Videgaray, le entregó una bolsa Chanel valuada entre 4 mil y 5
mil dólares a la periodista Lourdes Mendoza con el supuesto fin de mantenerla
“contenta” para que publicara opiniones favorables del ex secretario de
Hacienda.
El onus probandi ('carga de la prueba') es una
expresión latina del principio jurídico que señala que el que afirma está
obligado a probar.
Ante tal difamación y con todo el derecho de
limpiar su nombre, Lourdes Mendoza informó que el 31 de agosto presentó una
demanda por daño moral en contra de Emilio Lozoya.
“Por mí y por mi hija, no puedo permitir que la
calumnia, la maledicencia, enturbien mi reputación y honorabilidad, dañándonos
a ambas irremisiblemente”, afirmó la periodista en su columna “Sobremesa” del
periódico El Financiero.
Lourdes Mendoza es una víctima de la
maledicencia mientras que Lozoya es ya solo un payaso más del circo montado por
la 4T a través de una Fiscalía, que, por cierto, parece estar perdida en la
conducción de un proceso tan trascendente.
Otro caso, de seriedad, discreción y eficiencia
es el del encargado de la Unidad de Inteligencia Financiera Santiago Nieto
Castillo.
Los sabuesos fiscales de Santiago Nieto, para
citar un reciente caso por demás emblemático, no solo bloquearon las múltiples
y millonarias cuentas bancarias de Gerardo Sosa Castelán, también se le detuvo
el lunes pasado en la Ciudad de México, por los delitos de lavado de dinero,
peculado y defraudación fiscal, sino que de inmediato lo remitieron al penal de
alta seguridad del Altiplano.
Los momentos de apremio nacional, (sanitario,
económico y de seguridad pública) no son los más propicios para convertir en
grillas políticas las desgracias y en lanzar al estrellato a un rock star de
quinta categoría como Gerardo Fernández Noroña.
La política es un asunto muy serio como para
dejarlo en manos de voluntaristas segundones como Emilio Lozoya y Gerardo
Fernández Noroña.
EN TIEMPO REAL.
1.-El tema educativo fue abordado en el senado
de la república en una reunión encabezada por el líder senatorial Ricardo
Monreal y el titular de la SEP, Esteban Moctezuma Barragán. A un mes de que el
presidente Andrés Manuel López Obrador dio el banderazo de salida al ciclo
escolar de manera virtual, el Congreso Mexicano se une al esfuerzo para llevar
a los hogares de 30 millones de estudiantes (en total), las clases que imparten
a los maestros de la Secretaría de Educación Pública, ir incluso a las regiones
apartadas del país y zonas indígenas.
Mediante un acuerdo signado por el presidente
de la Junta de Coordinación Política del Senado, así como el líder de la Cámara
de Diputados, senador Ricardo Monreal y Mario Delgado, respectivamente, con el
titular de Educación, Esteban Moctezuma, el Canal de Televisión del Congreso se
une a este esfuerzo nacional por llevar la educación a distancia, en la etapa
de Pandemia del Coronavirus. Serán operadores claves del proyecto Rodolfo
González Valderrama, director general de RTC; Ximena Saldaña, responsable de la
coordinación del programa SEP; y Eduardo Fernández, director general del Canal
del Congreso.
2.- El INE bateó de la manera más categórica
posible la enésima pretensión de Elba Esther Gordillo y su familia de seguir
viviendo de la ubre pública al negarle su registro como partido político
nacional. Ya era un despropósito de que la chiapaneca y su familia estuvieran a
punto de cumplir medio siglo viviendo de robarse el dinero público.
3.- La muy previsible comparecencia de Carlos
Loret de Mola ante la justicia para que declare tanto su participación como los
móviles del montaje ordenado por Genaro García Luna en la “captura de los
secuestradores” encabezados por el grupo del aún preso y sin tener sentencia
Israel Vallarta, será sin lugar a dudas un riesgo jurídico para el comunicador
ya que está muy cerca de que los juzgadores lo señalen como actor central de un
ilícito mediático en perjuicio de la Justicia y de la opinión pública.