El analista Jorge Zepeda Patterson (Milenio, 29 de noviembre), dijo que salieron a la calles no únicamente a defender al INE, sino también por inconformidad de ciertas medidas del régimen, entre 100 mil y 200 mil ciudadanos en varios estados del país.
La que encabezó el Ejecutivo, según Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno capitalino, fue de 1 millón doscientas mil personas. En donde el propio Andrés Manuel hizo el trayecto del Ángel de la Independencia al Zócalo entre 5 y 6 horas para recorrer 5.2 kilómetros, a pesar que Adán Augusto insistía que no hiciera la caminata sino utilizara a la mitad del camino un automóvil, en lo cual fracasó el secretario de Gobernación.
Los fotógrafos, más conocedores del asunto, plantearon que fueron alrededor de 900 mil personas, y afirmaron que la realizada contra el desafuero, cuando López Obrador era jefe de gobierno del entonces DF, fue mayor que la del 27.
Aunque hay que señalar que debido a diversas razones: algunos que llegaron desde un día antes, incluso, y los que estaban en la Plancha del Zócalo, no aguantaron la espera, y determinados sindicatos fueron un momento y se retiraron (el SME, por ejemplo), los asistente variaron
Así pues, en el discurso de los logros sexenales, más de cien expresados, ya miles andaban en otra cosa.
Es necesario señalar que hubo personas que rentaron caminos por su cuenta: unos entrevistados de Hermosillo, Sonora; otros de Querétaro, extrañaron a la geóloga hace poco fallecida, Lucero Roveglia, que a pesar de andar en silla de ruedas asistía a todos los actos y traía a centenas de personas de aquel estado, las cuales alquilaban su transporte.
Hubo, es cierto, acarreados. En Puebla, según Milenio (Trascendió, 28 de noviembre), lo mismo los obradoristas pagaron sus gastos y salieron a las cinco de la mañana, que el volátil y rijoso gobernador, Miguel Barbosa, encargó llevar a funcionarios y empleados estatales.
Asistieron a la segunda manifestación, un buen número de feministas y miembros del LGTB, quienes fueron entrevistados y hablaron del aborto y los matrimonios homoparentales entre otros avances. Y otros de las becas en las escuelas, que ahora serán desde la primaria, y de las pensiones.
En tanto, en la del 13 de noviembre encontramos a personas con imágenes de la Virgen María, quienes están contra la desaparición de las escuelas de tiempo completo (acerca de la cual López Obrador pidió que se explicara), de una clase media irritada por la extinción de instituciones diversas y de feministas que no han sido bien tratadas.
La preferencia de AMLO aumentó de 54 a 56 por ciento (El Financiero, 28 de noviembre). Y al decir de Forbes, nunca ha bajado de 65 por ciento.
Por lo tanto, hizo bien el Presidente en afirmar que no habrá reelección, como algunos coreaban.
Su corcholata preferida, se notó, es Claudia Sheinbaum, quien estuvo lo más cerca posible de ese hombre de multitudes y rechazos.
Abierta la sucesión, digo yo, la oposición continúa deshojando la margarita y no se decide por un candidato, ni, mucho menos, diseña un programa de gobierno.
Si bien en España, andan de la mano y aparentemente felices: Ricardo Monreal y Santiago Creel, en el PAN rechazan al que fuera gobernador de Zacatecas como un posible abanderado de la Oposición.
Vienen nuevos y problemáticos episodios, como la protesta de Guillermo del Toro por no financiar la premiación del Ariel, pero la lucha sucesoria para el 2024 ya está muy clara hoy.
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