
José Luis Camacho Acevedo
Al conocer la noticia de que la armada de Estados Unidos había hundido un barco venezolano presuntamente cargado de fentanilo, recordé el gran impacto que me causó el observar a Barack Obama y su secretaria de estado, Hillary Clinton, presenciar, en vivo y a todo color, como los marines norteamericanos llegaban a la guarida de Osama Bin Laden y simplemente ejecutaban al terrorista que fue el autor intelectual del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York un fatídico 11 de septiembre.
Desde hace dos semanas los Estados Unidos han tendido un cerco naval a Venezuela.
La nota del hundimiento de la barcaza cargada de drogas es el más mensaje que ha recibido Nicolás Maduro de que, en cualquier momento, Venezuela puede ser objeto de una invasión como la que, por salvar a la democracia, se ejecutó en Panamá para derrocar a Manuel Noriega en el año de 1989, siendo presidente de la Unión americana George Bush Padre.
Dice CNN:
“Estados Unidos ejecutó un ataque militar letal contra una presunta embarcación de drogas vinculada al cartel Tren de Aragua, informó el presidente Donald Trump este martes.
El mandatario estadounidense dijo que 11 personas murieron en el ataque en “aguas internacionales”. El secretario de Estado, Marco Rubio, describió el “ataque letal” como realizado en el “sur del Caribe” contra “una embarcación de drogas que había partido de Venezuela”.
El uso de la fuerza militar contra carteles de la droga latinoamericanos representa una escalada significativa por parte del Gobierno de Trump y podría tener serias implicaciones para la región.”
Sin duda que uno de los artífices principales del acontecimiento fue el secretario de estado Marco Rubio.
El funcionario llegó a México al filo de las 6 de la tarde.
Su vocero Tommy Pigott dijo lo siguiente acerca de la agenda que cumplirá Marco Rubio en su viaje por México y Ecuador:
“El secretario de Estado Marco Rubio viajará a México y Ecuador del 2 al 4 de septiembre para impulsar las prioridades clave de Estados Unidos.
Entre ellas se incluyen medidas rápidas y decisivas para desmantelar los carteles, detener el tráfico de fentanilo, poner fin a la inmigración ilegal, reducir el déficit comercial y promover la prosperidad económica y contrarrestar a los actores malignos extracontinentales.”
Si a Venezuela apenas hace unas horas le mandaron el mensaje del hundimiento de la barcaza cargada con fentanilo, México debe entender que para Estados Unidos es prioridad, a fin de restablecer los acuerdos comerciales hasta ahora pausados, que el “desmantelamiento de los carteles” sea una acción rápida y efectiva.
El cuarto viaje del Secretario a nuestro hemisferio demuestra el compromiso inquebrantable de Estados Unidos de proteger sus fronteras, neutralizar las amenazas narcoterroristas a nuestro país y garantizar la igualdad de condiciones para las empresas estadounidenses. Los encuentros del secretario Rubio profundizarán los lazos bilaterales con México y Ecuador y fomentarán un reparto más amplio de las cargas en toda nuestra región.
Seguir protegiendo a los narcopolíticos mexicanos, sobre todo a aquellos que son parte del círculo cercano de Andrés Manuel López Obrador, representaría una falta a los compromisos adquiridos con el vecino del norte que pueden costarnos muy caro.