Francisco Abundis
El gremio de la opinión pública se
divide entre quienes prometen que las encuestas preelectorales son una predicción
del resultado del día de la elección y aquellos que afirmamos que sólo son
mediciones y reflejan la preferencia del electorado en el momento del
levantamiento. Sin embargo, los medios de comunicación miden la “precisión” de
las encuestas a partir de último número publicado, independientemente de la
historia o la serie de mediciones que se pueda reportar.
El saldo de las mediciones
preelectorales de este proceso es mixto. La elección más visible fue la del
Congreso. Si sólo consideramos esta podríamos decir que el saldo en general fue
positivo. Sin embargo, es claro que hubo una sobrestimación de Morena y no fue
menor. Pero para el resto de las fuerzas electorales los números se acercaron
más. No hubo una sola medición que errara sobre el ganador, las diferencias
radican más en el tamaño de la sobreestimación o subestimación de diferentes
fuerzas electorales. En promedio la sobrestimación de Morena fue de más de 7
puntos porcentuales. La menor de 4 puntos (GEA ISA) y la mayor de 12 puntos
(Varela y Asociados).
A juzgar por el número de
gubernaturas que obtuvo Morena, se podría argumentar que se subestimo a este
partido. Muy pocos estimaron que el partido en el poder podría llegar a ganar
11 gubernaturas. Si bien es cierto que algunas se cerraron como ya se preveía
(Michoacán o Campeche), con los resultados oficiales hasta ahora parece que
Morena resultará ganador.
La evaluación de las mediciones
preelectorales se debería de realizar idealmente por un tercer ente que no haya
realizado encuestas. Con ello se procura mayor objetividad, neutralidad y
calidad de la evaluación. Al no ser un tercero el que evalúa, la revisión de
los datos debe ser todavía más honesta, rigurosa y escrupulosa. Cualquier error
compromete la honestidad intelectual del ejercicio.
Algunas de las evaluaciones
realizadas no parecen cumplir con estos requisitos, ello nos obliga a realizar
una revisión. Es necesario hacer la evaluación junto con algunas aclaraciones.
Publicaciones que parten de información imprecisa o evaluaciones parciales
deberían ser revisadas y corregidas. Y cualquier error cometido obliga a una
corrección pública.
Algunas evaluaciones se hacen de
manera parcial y califican la precisión de las mediciones preelectorales a
partir de la diferencia entre primero o segundo lugar, como pasó frecuentemente
en la elección presidencial de 2012. Esta evaluación funciona para sistemas
bipartidistas, no para sistemas multipartidistas como el nuestro. Por ello se
debe calcular el error promedio de cada una de las fuerzas electorales. Es
probable que el dato de mayor interés pueda ser la diferencia entre el primero
o el segundo lugar o incluso entre dos coaliciones, pero ello no implica que
sea la mejor forma de evaluar las mediciones. En los sistemas multipartidistas
se evalúa la diferencia promedio respecto a cada fuerza electoral.
Otras evaluaciones toman en cuenta
sólo la cercanía de su medición con la del ganador de la elección. Esta es
probablemente la peor de las evaluaciones por no considerar el resto de las
mediciones para el resto de las fuerzas electorales. No se puede considerar más
“precisa” una medición sólo porque estuvo cerca del ganador y mucho menos
cuando se elabora sobre las preferencias brutas y no efectivas, que son las que
los propios investigadores validan. Según está evaluación el problema de esta
elección habría sido la subestimación de Morena y no su sobrestimación.
(Polls.mx)
La revisión deber ser exhaustiva y
cuidadosa para no cometer errores que puedan alterar la evaluación de todos sus
actores. Se deben de tomar en cuenta solo las últimas mediciones de quienes
están siendo citados y no mediciones anteriores. Tampoco se deben de comparar
los datos preelectorales con los resultados de encuestas de salida. Se debe
tener claridad en el record y en el cálculo. En el mejor de los casos estos
errores se pueden considerar descuidos, en el peor intento por ocultar
información. (El Financiero).
Se debe comparar lo comparable,
mediciones con la misma metodología. Incluir mediciones realizadas con métodos
no probabilísticos generará la percepción de que hay más competidores de los
que existen en la industria. En países con medios de comunicación maduros los
datos de encuestas no probabilísticas en general no son publicables (CNN o
BBC). En el caso de México sabemos que esto no es un filtro. Esto termina
confundiendo al público. Cualquiera de estas evaluaciones debería de tener los
criterios más rigurosos en este tema.
En esta evaluación que se ofrece se
incluyen solo entrevistas cara a cara o mixtas que incluyen recolección cara a
cara, publicadas en prensa nacional y extranjera. Las mediciones no
probabilísticas realizadas por teléfono o internet no se incluyen por no ser
comparables y por haber sido utilizadas más como publicidad que investigación.
Se ordenan en función de quien tuvo el menor error promedio para cada fuerza
electoral de menor a mayor. Se incluyen decimales para mayor precisión.
El cuadro habla por sí mismo.
Cualquier sugerencia para realizar una mejor evaluación se agradecerá. Así como
se agradecerá cualquier validación de un ente no gremial, por ejemplo, la
comunidad académica.