Por Enrique Abasolo
El otro gran protagonista de esa saga titulada “¿Y dónde está “El Mayo”?” sería el político y ex rector sinaloense Héctor Melesio Cuen Ojeda, pero por desgracia nos dejó igual que Pavarotti, con ganas de escucharlo cantar.
Pero, no nos dejemos engañar, que el señor Cuen Ojeda ya esté incluso reducido a cenizas (¡bien ahí, Fiscalía de Sinaloa, ya regresamos contigo!), no significa que no sea capaz ya de decirnos algunas cosas. Todo es cosa de escuchar con más atención.
El antiguo rival del Gobernador de Sinaloa nos obsequió una radiografía completa de todo lo que está descompuesto en el presente régimen: la ausencia absoluta de un estado de derecho, la inexistencia de la línea que divide a las fuerzas del orden y al crimen organizado, la simulación de nuestros gobernantes y su total y más abyecta sumisión a los capos de la droga.
Sólo por si usted tuvo la suerte de estar ausente de México en días pasados y se encontraba, no sé, en aguas mediterráneas chocando con el yate de Ricardo Salinas (aunque estadísticamente es mucho más probable es que estuviera en casa escondiéndose de alguno de sus cobradores), vamos a repasar muy brevemente el acto de ilusionismo postmortem que nos obsequió el finado político sinaloense.
Cuen Ojeda fue referido en la épica misiva que cimbró a la 4T, la carta que “El Mayo” Zambada hizo pública a través de sus abogados. Allí relata que el 25 de julio se reuniría en calidad de mediador con el Gobernador de Sinaloa, Rubén “La Entrepierna” Rocha Moya y el hoy difunto
Se supone que los prominentes caballeros fueron en otro tiempo buenos amigos, aliados políticos y hermanos de partido, amén de paisanos (¡puro Badiraguato, chinga’o!); pero con los años y las disputas por el poder su relación se deterioró y pasaron de “amigas a rivales”, razón por la cual se reunirían con el capo, pues sólo “El Mayo” podría poner fin a su conflicto al mejor estilo de “El Padrino”.
Aquí comienzan las discrepancias, pues el Gobernador Rocha Moya niega rotunda y categóricamente que estuviera citado con el señor Zambada.
Y cualquiera diría: “¡Obvio! ¡Claro que lo va a negar! Si sólo un pendejo lo admitiría”.
Pero lo curioso es que Rocha Moya lo admitió a priori, cuando siendo candidato dijo (palabras más, palabras menos) que gobernar significa por necesidad establecer una relación estrecha con el narco, pactar con el crimen organizado, negociar con los cárteles y sus líderes. Y que cualquier gobernante que negara dicha relación estaría haciéndose pendejo (esto sí, lo dijo tal cual).
¿Entonces por qué hacerse pendejo ahora que el señor “Mayo” Zambada lo ubica en la reunión de la cual resultó secuestrado y entregado a las autoridades de los Estados Unidos?
¡Ah! Pues a lo mejor por eso, ¿verdad?
El caso es que el Gobernador niega que tal reunión estuviera pactada y se supone que debemos creerle. Como ya comentamos en la pasada entrega, se antoja difícil que el señor Zambada haya llegado a sus 76 años prófugo de la justicia acudiendo a reuniones sin confirmar con los asistentes. Aún así Rocha Moya insiste que ese día (un día hábil) le dieron como que ganas de echarse la brincona, faltar al trabajo y descolgarse a Los Ángeles, California, para visitar a un familiar, para lo cual elaboró una rebuscada coartada que involucra el préstamos de una aeronave de otro señor cuestionable, pero no tan cuestionable de momento como la admisión de que “me quedé de ver con ‘El Mayo’ el mero día que lo capturaron”.
De regreso con Cuen Ojeda, al pobre “El Mayo” lo ubica como asesinado justo en el lugar en el que fue privado de su libertad para ser llevado a territorio gringo.
Por una coincidencia de esas (de esas que siempre esperan que nos traguemos), la Fiscalía de Sinaloa negó tal cosa: “Cuen Ojeda no asistió a dicha reunión… ¿Pero qué creen? ¡Sí está muerto! Pero no vayan a pensar mal… Él se murió, sí… ¡Pero en un asalto! Whaaaaat?!”.
Y nos presentaron la evidencia audiovisual de dicho asalto, pero estaba peor realizado que una película de Netflix (ese video del supuesto asalto estaba tan montado que nomás le faltaba un personaje afroamericano y un LGBT para que cumpliera con la cuota de inclusión).
El cadáver del político finado tenía varios impactos de bala y otras lesiones que el video no justificaba; la caja o batea de la camioneta tenía rastros de sangre. Ni el vehículo ni el lugar de los supuestos hechos fue procesado por los peritos. Ni siquiera el cadáver de la víctima fue preservado, sino que la Fiscalía dio “luz verde” con carácter de “en chinga que me urge” para que fuera incinerado.
Para cuando la Fiscalía General de la República del incorruptible Alejandro “Ness” Manero tomó el caso, ya había demasiadas lagunas y omisiones que llenar: Como que pese a la vigilancia del espacio aéreo nadie sabía cuál aeronave se llevó a los narcotraficantes a Estados Unidos, quién la pilotaba o desde dónde y cuándo despegó; o que el agente de la Fiscalía de Sinaloa, José Rosario Heras, era escolta de “El Mayo” (era, porque está desde entonces desaparecido).
De manera muy sospechosa, le aceptaron con mucha cordialidad la renuncia a la Fiscal de Sinaloa, Sara Bruna Quiñónez, pero pese al evidente desaseo del caso no ha sido citada a declarar ni es sospechosa de nada, igualito que el Gobernador que empolla los huevos a sentones, Rocha Moya quien, como ya mencionamos en días pasados, recibió todo el respaldo de la plana mayor de la Cuarta Transformación.
Corte a:
El líder tlatoani de esta narco-nación insiste en la urgencia de la reforma al Poder Judicial. Asegura que seleccionar a los jueces y magistrados por elección directa del pueblo bueno y hasta por tom, tom, tómbola evitaría mucha de la corrupción y complicidades que afectan su cabal desempeño.
No tiene ningún sentido. Toda la vida hemos elegido a nuestros gobernantes y representantes legislativos y al día de hoy esa prerrogativa en nada ha inhibido que ambos poderes se corrompan hasta la médula. Muy al contrario, el crimen organizado ya es un agente activo en los comicios, no sólo coaccionando el sufragio en algunas poblaciones sino eliminando de plano a candidatos y políticos que le resultan incómodos o no le son afines.
¿Cómo es posible asegurar que trasladar todas esas pústulas al Poder Judicial, lo va a mejorar? Sólo en la blanca cabeza del tlatoani ello tiene sentido.
Los mexicanos sí necesitamos en efecto un mejor sistema de impartición de justicia, más confiable y expedito. Pero el ciudadano común rara vez tenemos que vérnoslas con la Suprema Corte de Justicia.
Necesitamos reformas urgentes, pero relativas a las fiscalías y ministerios públicos, que son el primer contacto de los ciudadanos con la impartición de la justicia.
La presidente electa, Claudia Sheinbaum repelió una crítica del embajador Ken Salazar, aduciendo que la mayoría de los estados de la Unión Americana eligen a sus jueces. Sí, pero son jueces locales. La Suprema Corte de los Estados Unidos sigue teniendo sus propios mecanismos para el nombramiento de jueces. La doctora le está jugando al vivo con ese recurso facilón.
El Poder Judicial es perfectible, sin duda. Pero la podredumbre comienza desde las investigaciones realizados por las fiscalías y los ministerios públicos.
Y el caso “Mayo” Zambada-Rocha Moya-Cuen Ojeda, es un perfecto ejemplo de dicha descomposición, presente desde el inicio de una causa o averiguación y de la corrupción y complicidad criminal de quienes las realizan.