logo
header-add

México acelera el desarrollo de su propia industria

por Redacción
22-04-2023

Comparte en

Ante la escasez mundial de semiconductores –indispensables para la fabricación de electrónicos y automóviles– debido a la interrupción de las cadenas de suministro como consecuencia de la pandemia y la guerra, México acelera el desarrollo de su propia industria, en lo que algunos especialistas califican como “una oportunidad histórica”.

Desde inicios del año pasado el gobierno mexicano, por medio de la Secretaría de Economía y gobiernos estatales, comenzó una serie de acciones que tienen como objetivo el desarrollo de incentivos para que las empresas de semiconductores que busquen relocalizar la producción que tienen en algún país se instalen en México.

Una apuesta importante del país es la política industrial lanzada el año pasado por la Secretaría de Economía –cuando aún estaba a cargo de Tatiana Clouthier–, la cual específica una directriz para aumentar la participación de los fabricantes de componentes de semiconductores presentes en México en las cadenas globales de producción, pues desde su punto de vista “México es un destino estratégico para el fortalecimiento de la industria de semiconductores en América del Norte”.

A raíz de estos esfuerzos, el año pasado la SE firmó un acuerdo de colaboración con Intel para la transferencia de recursos de innovación y la capacitación a largo plazo de talento mexicano altamente especializado en materia de tecnología, lo que fue un primer paso en el desarrollo de la industria de semiconductores en México.

Un estudio de BBVA asegura que México está ante una oportunidad histórica en la industria de semiconductores, tal y como en su momento estuvieron los llamados tigres asiáticos (Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong Kong), que en la década de los 60 tenían una economía similar a los países de África y ahora se encuentran entre las 30 más grandes del mundo, con un PIB per cápita superior al de México.

Recientemente EU aprobó la llamada ley “Chips y Ciencia”, la cual prevé 52 mil millones de dólares en subvenciones gubernamentales para la producción de semiconductores en Estados Unidos, así como una bonificación fiscal a la inversión en plantas de chips cuyo valor se estima en 24 mil millones de dólares.