asistieron a las instalaciones de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), en la colonia Juárez de la Ciudad de México, para solicitar el estatus de refugiado en México.
Largas filas de migrantes se veían durante esta mañana fría –en que entra el otoño–, y algunas familias llevaban a niños en brazos. “El trámite es muy lento, tarda mucho y ya no tenemos dinero para comer o para vestirnos. La población mexicana nos ha tratado muy bien regalándonos ropa, comida y medicinas, sobre todo para los niños”, dice un hondureño.
A principios de septiembre, grupos de haitianos denunciaron que los trámites migratorios en la sede de la COMAR en Tapachula, Chiapas, tardan hasta tres meses, y el personal les pide dinero para agilizar las gestiones.
La mayoría confía en que México les brinde protección de refugiados para que puedan transitar legalmente y sin contratiempos por el país.
La mayoría de los migrantes ingresó al país por Chiapas y desde ahí se han desplazado por diversos medios a la Ciudad de México, y su intención es llegar a la frontera norte para buscar asilo en Estados Unidos, aunque el gobierno estadounidense puso en marcha su política de deportación masiva vía aérea, principalmente en Del Río Texas.
Algunos hondureños –que huyeron de su país por la pobreza, desempleo y la violencia–, indicaron que si encuentran trabajo en México desean quedarse aquí a radicar.