RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Son muchas voces las que apunta hacia el Partido Acción Nacional como un activo practicante de la misoginia, lo que se ve reflejado constantemente en sus nominaciones a cierto tipo de candidaturas.
Pocas son las ocasiones en que las mujeres de su militancia son promovidas a los principales cargos en disputa, como si sucede con mayor frecuencia en los otros partidos de alta competencia.
Es cierto que de los partidos de mayor competencia en las tres décadas recientes es el único que postuló a una mujer como candidato presidencial (Josefina Vázquez Mota) la que fue boicoteada por sus propios militantes, incluidos los círculos cercanos al entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Sin embargo, en la presidencia nacional del partido solamente asoma una mujer que lo fue (Cecilia Romero) de manera efímera.
Regularmente el PAN presenta mujeres candidatas a gobernador en entidades en las que no representa una opción real de ganar, con contadas excepciones.
Y es que cuando ha presentado candidatas competitivas no consiguieron hacer realidad los pronósticos.
La misma Josefina Vázquez Mota que fue la única mujer competitiva para ganar la presidencia de la república, fue opacada en su intención de gobernar el Estado de México, siendo relegada hasta el cuarto sitio de la competencia, cuando cinco años antes, en 2012, logró ubicarse en segundo lugar en la carrera presidencial.
Sonia Mendoza en 2015, salió como favorita para ganar los comicios en San Luis Potosí, aunque fue vencida por Juan Manuel Carreras, un priista filo panista que no tenía mucha presencia en la entidad.
Luisa María Calderón compitió dos veces en Michoacán, siendo derrotada por un priista y un perredista.
En ambos casos quedó registrado que fueron los propios panistas los que dieron la espalda a sus candidatas y que desde el interior se procedió a ponerle escollos que impidieran su triunfo.
En la actualidad, el PAN tendrá que poner a siete mujeres candidatas, con posibilidades de triunfo algo que se ve difícil de conseguir, ya que son pocas las mujeres competitivas que pueden poner en riesgo la anticipada victoria de los candidatos o candidatas de otros partidos.
Si acaso hay dos mujeres del PAN que podría darle esa satisfacción a los panistas de ver a una mujer de su militancia gobernar un estado del país, por vez primera.
Los panistas tienen en María Eugenia Campos, alcaldesa de Chihuahua, al prospecto de candidato mejor posicionado en esa entidad. Se ubica por encima de los aspirantes de su propio partido y de los otros organismos políticos, aunque cuenta con un poderoso adversario que no la quiere en la boleta electoral, el gobernador Javier Corral Jurado, quien alienta a Gustavo Madero para que represente a Acción Nacional como su abanderado en los comicios del seis de junio.
Madero Muñoz aparece con menos posibilidades de victoria, pero se encamina a la candidatura y ya hasta pidió licencia en el Senado para participar.
La diferencia entre uno y otro se encuentra en los resultados electorales del pasado 2018. María Eugenia fue reelecta como alcaldesa de la capital del estado, mientras que Madero Muñoz perdió la elección para senador, lo que acabó siendo gracias a las bondades del sistema electoral que le permitió asumir un escaño como primera fuerza minoritaria.
Otro punto es el de San Luis Potosí, donde Sonia Mendoza Díaz busca la reivindicación con la candidatura al gobierno del estado, con mayor experiencia y buscando sumar todos los esfuerzos posibles para concretar una victoria.
Sonia anticipó su deseo de participar nuevamente como candidata, aunque los panistas prefieran optar por un externo como Xavier Nava, quien ya fue diputado federal del PRD y ganó la alcaldía capitalina, como externo del PAN, si afiliarse al partido.
Otra de las mujeres que busca una candidatura a gobernador es Minerva Hernández Ramos en Tlaxcala, actual senadora por esa entidad, quien podría disputar la nominación con otra mujer, Adriana Dávila que ya participó en dos elecciones seguidas como candidata quedando en segundo lugar, la primera vez y tercero en la segunda.
La situación de las mujeres dentro del PAN es difícil, ya que el propio dirigente nacional del partido no es muy propenso a exaltar el papel de las mujeres en política y los gobernadores de ese partido no ven con buena cara que una mujer los suceda el frente del gobierno estatal.
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