Breve historia de la sexualidad
Pero no siempre ha sido así. En la antigua Grecia, la sexualidad era algo que tenía una gran importancia en la sociedad y por tanto también en la instrucción de los jóvenes. La iniciación de los púberes tanto en el amor como en la guerra era algo por lo que se trabajaba en esta época.
Aunque eran otros tiempos y esta educación estaba tan solo al alcance de los chicos. El devenir de la historia fue haciendo desaparecer esta cultura y con ella la apuesta que se hacía por entender y aprender sobre la sexualidad de las personas.
Una vez dejada atrás esta cultura, el cristianismo instauró nuevas normas y creencias entre las que se planteaba que las relaciones sexuales debían tener un único objetivo, el de la procreación.
Esta ardua tarea que la iglesia cristiana ha mantenido viva a lo largo de los siglos no tiene otro objetivo que el de “crear” más siervos que hagan sus aportaciones económicas a la causa de Cristo.
Aquí es donde comienzan a aparecer los mitos y creencias sobre la sexualidad. Este es uno de los orígenes del gran rechazo hacia la homosexualidad, a mayor número de parejas no heterosexuales, menor número de integrantes en cada núcleo familiar. Esto no interesaba a la iglesia de la época.
El sexo como tabú a lo largo de los años
La manera más sencilla que encontró la religión para dirigir la sexualidad de las personas hacia lo escondido y hacia la procreación, fue evitar que se hablase de ello y que se compartiesen conocimientos. Para ello el camino que eligieron es el de conducir la sexualidad hacia el miedo y no hacia la prohibición.
Como decíamos, lo prohibido siempre nos ha gustado, sin embargo, el miedo a arder en el fuego eterno es un duro precio para arriesgarte. En este sentido, no ha sido igual de complicado el camino para hombres y para mujeres. Ellos tenían el valor que se les inculcaba desde niños (con la idea de la guerra como motor del valor) y no era extraño ver hombres que retasen al Todo Poderoso y buscasen en la sexualidad, algo más que procrear.
Poco ha cambiado a lo largo de estos siglos, es más, posiblemente el mayor cambio es el de la aparición de más y más mitos y creencias sobre la sexualidad y menos información fidedigna, lo que ha llevado al momento actual de desinformación.
Por suerte, Magnus Hirschfeld, en los primeros años de 1900, retomó el estudio de la sexualidad desde la visión de la intersexualidad. Poco a poco otras personas fueron tomando el relevo, y dotando de información a la sexualidad, el investigador Alfred Charles Kinsey o Masters y Johnson en la década de los 70, lograron poner la sexualidad en boca de muchas personas. Sin embargo, esto no logró detener todos los mitos y creencias sobre la sexualidad.
Siglos de silencio y de vergüenza, han contribuido a mantener muchos mitos y creencias sobre la sexualidad. Sin embargo, en estos años donde la comunicación y la información fluyen en Internet, todavía seguimos manejando muchas de estas falsas creencias.
Una gran falta de educación sexual y la desinformación que proporcionan ciertos espacios de la red, no hacen más que mantener ideas equivocadas, miedos y tabúes.
Lograr un cambio en este sentido, lleva tiempo, mucho tiempo porque navegamos contra corriente. Todos los mensajes y creencias que se han instaurado durante siglos, no pueden desprenderse en unos pocos años y más teniendo en cuenta que, Internet en ocasiones, no ayuda en este proceso.
8 mitos y creencias sobre la sexualidad
A continuación, vamos a analizar algunos de los mitos y creencias sobre la sexualidad más habituales para intentar poner algo de luz en algunas cuestiones.
La sexualidad tiene que ver con las relaciones sexuales
La sexualidad es la cualidad del ser sexuado (ser hombre o mujer). La sexualidad es al sexo lo que la personalidad a la persona. Sexo que se es, no sexo que se hace. Esta está relacionada con las relaciones sexuales, pero son solo una pequeña parte ya que comprende un conjunto de cosas mucho más grande.
La sexualidad comprende no solo la parte biológica relacionada con la genitalidad, si no también la identidad sexual del individuo, su rol de género, la intimidad, el placer sexual, la reproducción y la orientación sexual. Es un conjunto de nuestra personalidad, creencias y placer junto con nuestras relaciones interpersonales.
El sexo anal está relacionado con la orientación sexual
Muchos hombres heterosexuales se ven cohibidos a practicar el sexo anal con sus parejas por miedo a que su “masculinidad” peligre. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la realidad, ya que es ahí donde se encuentra el conocido punto G masculino, también conocido como punto P al estar relacionado con la próstata.
Esta zona podría proporcionar al hombre un mayor placer durante sus relaciones sexuales, a la par que orgasmos mucho más satisfactorios. Por lo tanto, disfrutar de la penetración anal no es algo que esté relacionado con la orientación sexual, si no más bien forma parte de la sexualidad masculina en general, al estar la próstata relacionada con el orgasmo masculino.
La eyaculación femenina no existe
La eyaculación femenina sí existe, y es lo que nosotros conocemos como squirt. Este es el líquido inoloro e incoloro que la mujer expulsa por la uretra durante las relaciones sexuales.
Muchas veces ha estado incluso relacionado con problemas de continencia. Más tarde, se acabó demostrando que este líquido se produce durante la excitación y sale en la eyaculación, pero esto no se produce por igual en todas las mujeres.
Creemos que la eyaculación femenina no existe porque no muchas lo expulsan de la misma forma, ya que en otras ocasiones ese líquido se echa durante la micción.
Importancia de la longitud del pene
El tamaño del pene realmente no implica mayor o menor satisfacción durante las relaciones sexuales. Este tipo de creencias son producto de una concepción errónea sacada del porno. En realidad, la longitud del pene no determina el placer que se siente durante la penetración, sino más bien la penetración y cómo de firme es la erección.
No te puedes quedar embarazada con la regla
Sí es posible que te quedes embarazada durante el ciclo menstrual, y, aunque las posibilidades sean menores, debes tomar precauciones de cualquier modo. Los primeros 10 días antes de que te baje la regla se produce la ovulación, después el endometrio se hace más grueso para preparar el útero para el posible embarazo.
Si el óvulo no es fecundado, este pasa al útero y el endometrio va cayendo, produciendo lo que conocemos como menstruación. Si mantienes relaciones sexuales durante este periodo, aunque el óvulo ya no sea fértil, el esperma puede permanecer en tu útero hasta cinco días, haciendo que puedas quedarte embarazada igualmente.
El himen se rompe durante la primera vez
A diferencia de lo que llevamos creyendo durante mucho tiempo, el himen no se rompe en la primera penetración, desmintiendo todos los mitos que han atentado contra la “pureza” o la virginidad de las mujeres.
El himen es un tejido que se presenta de diversas formas en las mujeres, ya que en unas es más grande que otras. Al no haber un estándar de tamaño, no es posible relacionar el tener el himen roto o no con la virginidad.
Los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres
Ya sea por un factor social o por influencia del porno en la percepción de las relaciones sexuales, el hombre suele tener el papel activo y de consumidor en el sexo. Esto también está relacionado con el poder que ha ejercido la figura masculina sobre la mujer, viéndola como un objeto destinado a satisfacer sus deseos sexuales.
A pesar de que los hombres sí se excitan más rápidamente, no debemos confundir la excitación con el deseo sexual, ya que en este influyen muchos más aspectos como la educación, la personalidad, experiencia y hasta la alimentación.
La mejor solución: terapias sexuales con profesionales