José
Luis Camacho Acevedo.
Al
perder la mayoría calificada en la Cámara de Diputados federales, como
apuntamos ayer, también MORENA pierde control sobre importantes decisiones
políticas.
El partido
gobernante ya no podrá realizar modificaciones a la ley electoral vigente,
tampoco tendrá facilidades para eliminar organismos autónomos y estará obligado
a negociar con el bloque opositor (PAN-PRI-MC) los presupuestos de egresos de
la federación.
La
correlación de fuerzas políticos dio un giro importante.
MORENA
sigue siendo el partido más votado. Pero los opositores se acercaron hasta el
grado de muchos consideran que, sin los diputados del Partido Verde, algo que
puede ocurrir en las primeras horas del miércoles si en San Luis Potosí no
respetan el triunfo a la gubernatura de su candidato Ricardo Gallardo, se
pueden detener proyectos emblemáticos de la 4T como la refinería de Dos Bocas o
el Tren Maya.
En
el 2018 al lograr los votos suficientes para tener una mayoría calificada, se
llegó a considerar que el presidente podría alentar una reelección o una
ampliación de mandato.
Hoy
la composición que se prefigura para la cámara de diputados y la presencia en
el congreso permanente de entidades opositoras como Jalisco y Nuevo León, en
manos de Movimiento Ciudadano, obliga al partido gobernante a replantear el
escenario de reelección o de ampliación de mandato como un objetivo
prácticamente imposible de lograr.
Jalisco,
Nuevo León y la CDMX, a partir del 1 de septiembre serán los creadores de
nuevos equilibrios políticos nacionales.
No
llegarán a San Lázaro representantes de los partidos que aspiraban a un
registro. Ni el PES, Fuerza por México y Redes Sociales Progresistas alcanzaron
el 3% de la votación según las cifras del PREP.
Las
prospectivas de la mayoría de los analistas políticos de los principales medios
de comunicación, son las de una cámara de diputados en abierta igualdad de
posibilidades para lograr acuerdos vía el consenso y la negociación.
De
los 30 millones de votos del 2028 a los 16 millones de sufragios obtenidos el
pasado domingo 6 de julio, obligan a MORENA a un comportamiento totalmente
diferente al que ha tenido hasta la fecha en los principales debates ocurridos
en San Lázaro.