Baby Nancy, la primera muñeca negra que tuvo un peinado afro y otros rasgos auténticos, fue incorporada al Salón Nacional de la Fama del Juguete el jueves junto con la tiza para aceras y el juego de bloques de madera Jenga.
Los homenajeados del 2020 fueron reconocidos por su creatividad y popularidad a lo largo del tiempo.
Fueron seleccionados por un grupo de expertos de entre 12 finalistas que también incluyeron el juego el juego Bingo, los caballos miniatura de Breyer, el juego con luces Lite-Brite, los juguetes de Masters of the Universe, Mi Pequeño Pony y los juegos de mesa Risk, Sorry!, Tamagotchi y Yahtzee.
Baby Nancy fue la primera muñeca de Shindana Toys, una compañía en California creada en 1968 por Operation Bootstrap Inc., la organización no lucrativa de autoayuda de la comunidad negra que surgió tras los disturbios de Watts en Los Ángeles en los años 60.
Para el Día de Acción de Gracias, Baby Nancy era la muñeca negra más vendida en Los Ángeles, y antes de la Navidad se vendía en todo Estados Unidos. La muñeca expuso la amplia demanda por muñecas negras que fueran étnicamente correctas, según el Salón Nacional de la Fama del Juguete, ubicado en el museo The Strong en Rochester, Nueva York.
Shindana Toys cerró en medio de problemas financieros en 1983, pero Baby Nancy “todavía se mantiene como una muñeca trascendental que tuvo logros comerciales y culturales”, dijo la curadora Michelle Parnett-Dwyer en un comunicado.
Otra incorporada al salón, la tiza para aceras de Crayola, tiene sus raíces en el arte rupestre paleolítico encontrado alrededor del mundo, dijeron oficiales del Salón de la Fama.
“Existen pocos límites en cuanto a lo que los niños pueden hacer con tiza. Cada acerca, patio y entrada para autos tiene potencial para realizar una obra de arte, un juego ganador de estrategia y creatividad o una demostración de agilidad física, aplomo y equilibrio”, dijo el principal curador, Christopher Bensch.
Jenga, creación de la inglesa Leslie Scott, fue honrado por su simplicidad y capacidad de ser jugado por casi cualquiera. Los jugadores se turnan para retirar bloques de madera de una torre rectangular hasta que ésta colapsa. Su nombre proviene del verbo “kujenga” en swahili, que quiere decir construir.
“Es uno de los raros juegos que es igual de divertido para dos personas que para un grupo más grande. Es perfecto para una fiesta de grupo o algo más íntimo, pero de cualquier modo, siempre crea recuerdos instantáneos”, dijo el curador Nicolas Ricketts.