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Nacionalismo Económico es la nueva tendencia mundial. Hay que adaptarnos

por Salomón Rosas
07-07-2025

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La Globalización Económica como la concebíamos con su libre comercio sin restricciones en el mercado quedo atrás y hoy la nueva tendencia es el Nacionalismo Económico. El mundo corre, y corre rápido desde hace ya algunos años, hacia potenciar los nacionalismos y pruebas de ello las han dado y las siguen dando Estados Unidos, China, Alemania, Japón, Francia, India, Emiratos Árabes, España, Argentina, y otros países al implementar acciones caracterizadas por la intervención estatal, el proteccionismo de industrias nacionales, el control de recursos, la promoción de la producción nacional a través de la imposición de aranceles, las nacionalizaciones y/o expropiación de empresas estratégicas, así como también -algunos de ellos- con el endurecimiento de sus políticas de inmigración. Entonces no es novedad lo que estamos viviendo con las medidas adoptadas por Donald Trump al mando de la primera potencia mundial ya que desde hace más de dos décadas hemos presenciado diversos hechos que así lo constatan como bien lo advierten Italo Colantone y Piero Stanig en su libro «El surgimiento del nacionalismo económico en Europa Occidental» (Journal of Economic Perspectives 33).


Las políticas de los nacionalistas económicos modernos le otorgan un peso muy relevante al tema migratorio y a la presencia de extranjeros en su territorio porque, sostienen que les “roban las oportunidades de trabajo” a los nativos (aunque estudios diversos han demostrado la falacia de ese argumento dado que las mejoras son marginales tanto en el empleo como en los salarios de los nativos cuando compiten con los inmigrantes) y sienten que su identidad nacional y su cultura se han diluido debido a la creciente inmigración. De la misma manera, y como ahora lo hace el gobierno de Estados Unidos de América, el uso de aranceles, cuotas y demás barreras comerciales, busca fortalecer a las empresas y sectores económicos locales de la competencia exterior para proteger la producción interior.


Para entenderlo mejor digámoslo en palabras de Robert Gilpin “el nacionalismo económico es una política económica que prioriza la intervención estatal en la economía, incluyendo políticas como el control interno, la compra de bienes nacionales y el uso de aranceles y restricciones en la mano de obra, la inmigración, los bienes y el movimiento de capitales …. tiende a enfatizar la industrialización y a menudo apoya a las industrias con el respaldo del Estado, debido a la creencia de que la industria tiene efectos positivos de derrame en el resto de la economía, mejora la autosuficiencia y autonomía política del país, y es un aspecto crucial en la construcción del poder militar (léase en La Economía Política de las Relaciones Internacionales, Princeton University Press 1987). En el mismo sentido, y para rematar la idea habrá que tener claro que “la creencia fundamental del nacionalismo económico es que la economía debe servir a los objetivos nacionalistas (Eric Helleiner, «La Diversidad del Nacionalismo Económico». New Political Economy 26, 2021). ​


Pero la pregunta para nosotros es ¿por qué resurge ahorita en el término del primer cuarto del siglo XXI y con tanto ímpetu el nacionalismo económico en Estados Unidos de América y que nos está afectando severamente? La respuesta es muy sencilla, el gobierno de Washington tiene serias preocupaciones sobre la seguridad económica de sus connacionales, ha enfrentado una pérdida severa de empleos y su competitividad a nivel global se ha debilitado frente a otros países que han tomado un rol protagónico y preponderante y que amenazan con desplazar a Estados Unidos de América en su supremacía mundial que aún ostenta.


Si bien es cierto el nacionalismo económico enfrenta retos enormes ya que las políticas proteccionistas pueden llevar a precios más altos para los consumidores y reducir la eficiencia económica, el enfoque en la producción nacional puede también generar un aislamiento económico y limitar el acceso a bienes y tecnologías extranjeras, y; sin duda, y como ya estamos viendo, las políticas nacionalistas pueden generar tensiones comerciales y políticas con otros países, esos son riesgos que están dispuestos a correr porque el nacionalismo económico lo que busca es priorizar los intereses económicos nacionales. Podrá haber consecuencias tanto positivas como negativas, pero al gobierno de Donald Trump en Estados Unidos no le quedaba de otra so pena de ser arrollado por el Dragón Chino al mando de Xi-Jinping.


Sin duda, para México -y para muchos otros países- el nacionalismo económico de Estados Unidos ha agravado y redimensionado nuestros desafíos económicos y sociales. Es por ello que hay que entender lo que ha estado haciendo la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, y el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubon, con la implementación del Plan México; con la marca “Hecho en México”; con los Polos de Desarrollo Industriales; con los Corredores Económicos y del Bienestar; y con el fomento de la alianza firme con el sector privado y la convocatoria a la unidad nacional. Nos toca a México adaptarnos a la tendencia mundial del nacionalismo económico y apostar por la integración regional con América del Norte.