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Nada nuevo en el Camp Nou, el emblemático estadio del Barcelona.

por Redacción
23-12-2021

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No hay nada nuevo en el Camp Nou, el emblemático estadio del Barcelona. Los asientos rojos de las tribunas, pintados de ese color con la intención de evocar las franjas de la bandera catalana, se han desteñido hasta convertirse en rosa flamenco. Los suelos de cemento están salpicados de manchas y cicatrices.

Es una simbología apropiada para retratar el vertiginoso declive de un gran club de fútbol. El déficit multimillonario en euros que afecta al Barça, y que ha sido ampliamente reseñado por los medios, ha obligado al aplazamiento de la prevista renovación del Camp Nou (los socios del club finalmente aprobaron su remodelación el 19 de diciembre). Y esa es sólo una parte del problema, a pesar de que posa una amplia sombra sobre el resto. Cuando el Real Betis llegó a la Ciudad Condal para disputar un encuentro sabatino a principios de diciembre, el Barcelona estaba hundido en el séptimo puesto, empeorando los registros en los que ha terminado las campañas de LaLiga jugadas desde 1942. Y eso ocurría apenas un mes después de que Xavi Hernández, leyenda del club que hasta entonces sólo había fungido como entrenador en la Liga de Estrellas de Catar, fuera contratado en sustitución de Ronald Koeman. A pesar de ello, el encuentro contra el Betis ya era catalogado por los diarios como un examen crucial.

Xavi es el cuarto director técnico del Barcelona (o el quinto, si cuentan a un interino) en menos de dos años, reflejo de una rotación de personal angustiosa para un club que siente tanta devoción por su propia continuidad. Y, por primera vez en prácticamente dos décadas, Lionel Messi no está presente para salvarlos de la calamidad. En una situación en la que hasta la reducción salarial del 50 por ciento acordada por Messi no entraba dentro del límite impuesto por LaLiga a la nómina del club, el astro argentino terminó ganando $860.000 semanales con el Paris-St. Germain. “Actualmente no podemos pedirle al equipo que gane trofeos importantes, porque venimos de muy abajo”, dijo Albert Ferrer, leal jugador barcelonista, formado en su cantera hasta disputar más de 200 partidos con el primer equipo entre 1990 y 1998. “En este momento, debemos volver a lo básico”.