El tema electoral es generalmente preocupación de los cuadros dirigentes de los países, pocas veces llega a ser de las mayorías ciudadanas. Aunque como Albert Einstein señalaba: “Nada sucede hasta que algo se mueve”. Así ocurre con la Iniciativa Presidencial para una nueva Reforma Electoral.
Seguramente muchos expertos y dirigentes partidistas alguna vez habrán pensado en algo similar al contenido de la Iniciativa. Lo relevante es que el Presidente se decidió a presentarlo. Ni quedó en sueño, ni tampoco en proyecto. Se ha dado el primer paso en firme. Se han desarrollado principalmente tres etapas de reformas: las calificadas como progresivas y limitadas; las siguientes como regresivas o de contra reforma; y las más recientes de promoción a la competitividad electoral.
En las reformas se ha intentado hacer un sistema electoral más competitivo, plural y abierto. Se ha avanzado, a un costo económico elevado. De todas formas el hecho es que falta mucho por reformar, por regular. Gracias a las reformas realizadas, entre otros avances, se ha logrado perfeccionar en la alternancia en el ejercicio del poder público, los poderes legislativos, principalmente en el orden federal se han transformado en el centro de la representación popular, donde se ubican las diferentes corrientes políticas e ideológicas organizadas. También para elección de los gobernadores y ayuntamientos.
En la equidad de género. El control del gasto mediático. En los órganos electorales. Se avanzó del sistema de partido hegemónico al multipartidismo. Y aún falta algo más. Hoy las críticas se orientan, entre otras, hacia lo aún largos procesos electorales y la inclinación a la judicialización de sus resultados, así como lo oneroso de la actividad, principalmente por las aportaciones de los contribuyentes para el gasto público, frente a tanta carencia que atender, así como a la complicada regulación de las pre campañas que generan inequidad y dificultan la fiscalización, por los maquillados mecanismos que se utilizan, así como a la rendición de cuentas de los recursos públicos y privados utilizados.
De la Iniciativa resaltan, entre otros temas, la reducción en el número de legisladores en ambas cámaras, la adopción del sistema de representación pura, y de manera similar impacta la integración de las cámaras locales y los ayuntamientos. De eso y más amerita revisar los resultados logrados en otras naciones y los previsibles en el país. Lo mejor de todo es que algo se moverá en aras de la democracia.
La oportunidad es magnífica para hacer la Gran Reforma Electoral que logre el sistema ideal para que nuestra nación llegue al estadio de democracia que permita a las nuevas generaciones el progreso auténtico con justicia social, regulación de las desigualdades económicas y regionales principalmente, así como los servicios fundamentales de la sociedad: Salud y Educación.
Mauricio Valdés