José Luis Camacho Acevedo
Como en otras elecciones desde
hace algunas décadas, el narcotráfico se encuentra totalmente inmerso en el
actual proceso electoral, de acuerdo con un mapa actualizado de la presencia
del crimen organizado en México, el esquema más actualizado de todos los
estados donde se disputa el cargo de gobernador, excepto Tlaxcala–, dado a
conocer por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) que dirige Santiago
Nieto, en septiembre pasado.
“Hay presencia y control de
los carteles mexicanos transnacionales y/o grupos locales dedicados a
narcomenudeo y robo de hidrocarburos entre otras actividades delictivas”,
destacó.
La llegada del 2021 —año
electoral en México— supone el reacomodo territorial del crimen organizado en
el país, que buscará influencia política a través del financiamiento de
candidatos, y lo que está en juego, es la cooptación del Estado para perseguir
intereses ilegales e individuales, que erosionan el poder del pueblo y el
interés colectivo.
La infiltración activa o
pasiva del crimen organizado en los procesos electorales constituye un vicio de
origen a la voluntad popular, que desde mi punto de vista debería llevar a una
causal de nulidad absoluta de la elección, pero es evidente que eso no sucederá.
Baja California, Baja
California Sur, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León,
Sinaloa, Sonora, diez de los 15 estados donde se llevarán a cabo comicios
electorales, se trata de puntos neurálgicos en el tráfico y producción de
drogas tanto para consumo nacional como para los mercados internacionales.
En este sentido, existe una
preocupación mayor, que consiste en la revisión del uso de los recursos de los
partidos políticos y de los candidatos para que no se infiltre el dinero del
crimen organizado; es decir, ya no es suficiente con fiscalizar que el
financiamiento público prevalezca sobre el privado o que no se rebasen los
topes de campaña legalmente permitidos, sino el origen lícito de las
aportaciones de los particulares.
Una tarea mayúscula.
Hoy en día, después de la
detención de Raúl Cantú, candidato a la alcaldía de Salinas Victoria por
Movimiento Ciudadano, durante un cateo en el cual también se detuvo a Evaristo
Cruz Sánchez, alias “El Vaquero”, líder del Cártel del Golfo de Tamaulipas, se
confirma lo aquí expuesto, el narcotráfico se ha infiltrado en casi todos los
partidos políticos para obtener un acceso al poder que brinda ser parte del Estado.
Por eso no es raro, escuchar
que líderes de los partidos políticos en México se acusen de tener candidatos
vinculados al narcotráfico, lo más grave es que en cierta medida es verdad, y
los más perjudicados, somos los ciudadanos.