El discurso presidencial del mitin del pasado 18 de marzo ha provocado distintas
interpretaciones entre la comentocracia nacional, pero especialmente entre los
grupos afines a las tres corcholatas oficialmente reconocidas y las únicas con
posibilidades de afianzar la candidatura del partido en el poder. Estas son Claudia
Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández y Marcelo Ebrard.
Corrió y seguirán corriendo muchas interpretaciones de lo que el presidente quiso
decir entrelíneas sobre cómo deberá ser la línea de continuidad del proyecto
transexenal que ha insistido se sostendrá porque las oposiciones y los oligarcas no
regresarán al poder, hagan lo que hagan”.
Entusiastas, medios afines a cada corcholata no han perdido la oportunidad para
insistir que el primer mandatario ya dio la señales de quién debe ser la o el elegido
por las encuestas que definirán el tipo de continuidad de la 4T.
Como dijera el clásico del salinismo: “No se hagan bolas”, pero sí, ocurre lo contrario,
en las filas morenistas están haciéndose bolas porque no tienen claridad por dónde
está yéndose la bendición de su líder máximo.
Ahí andan peleándose por las percepciones mediáticas los tres aspirantes morenistas
levantando la mano de “yo soy- yo soy-yo soy”, dando explicaciones no pedidas de que
siguen en la pelea y, quizá, hasta pagando primeras planas y grajas de troles en las
redes sociales con encuestas que les favorecen.
Más allá de las interpretaciones históricas por la sucesión presidencial de 1940 en que
Lázaro Cárdenas del Río, bajo las reglas del otrora poderoso Partido de la Revolución
Mexicana, el padre del PRI, optó por el dedazo a favor del último militar para ser
nominado candidato presidencial, Manuel Ávila Camacho, dejando fuera a Francisco J.
Múgica, hay también un afecto de paisanaje de López Obrador.
Si bien Múgica era de Michoacán, uno de sus seguidores fue Tomás Garrido Canabal, el
cacique del sureste quien, con el apoyo de Plutarco Elías Calles, había construido en
Tabasco el laboratorio socialista de la revolución mexicana más controvertido. Al
perder Múgica, perdió Garrido y perdió el sureste la continuidad del desarrollo social
y agropecuario, de laicidad de la educación para el progreso.
Las condiciones del país han cambiado y hay un claro interés de López Obrador por
equilibrar el desarrollo del país hacia el sur-sureste, como lo había imaginado e
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impulsado Garrido Canabal, frente a la presión de los grupos sociales, políticos y
económicos del centro y norte que, como es natural, no quieren otro sexenio
desfavorecido presupuestalmente.
La pasada disputa por dónde instalar la planta de automóviles Tesla es ejemplo de
cómo se están dando las peleas políticas y las razones económicas. Por ello, es
importante no perder de vista de los factores que habrán de pesar en la decisión final.
Para la sucesión del 2024 estarán en la balanza factores políticos endógenos, en los
cuales pesan el afecto personal y cariñoso, la amistad y hermandad que se construye
en largas travesías de la vida y, especialmente, el nivel de confianza personal.
Si por estos elementos fuera, Adán Augusto sería el elegido, porque no hay nadie más
cercano ni de mayor confianza y afecto personal que su secretario de Gobernación,
cuya notaria pública le ha llevado al presidente todos sus asuntos personales y
familiares, además de guardar sus fieles secretos.
Claudia también tendría un lugar especial en este segmento, pues a ella es a quien la
ha tratado como una hija política, la cuida, la proyecta, la eleva y hasta le protege cada
vez que sus desleales colaboradores le juegan chueco.
Con Marcelo hay también un afecto vicario, por el cariño que le tuvo a Manuel
Camacho Solís, porque gracias a su regencia, sus movilizaciones de Tabasco a la
Ciudad de México pudieron ser exitosas y que explican en gran parte la proyección
nacional que llegó a tener siendo un líder social del trópico.
Los factores exógenos son muy fuertes, porque fueron los que pesaron en la decisión
de Lázaro Cárdenas del Río: la coyuntura internacional, la vecindad con Estados
Unidos y la corrección al modelo capitalista, democrático y liberal mexicano.
Por ello, el mundo está ajustándose para seguir enfrentando la crisis post COVID, los
entuertos de una globalización donde los grandes capitales se están reconfigurando y,
mucho ojo, el respeto por los nuevos derechos sociales emanados de regímenes
democráticos, esos que no ven algunos porque, dicen, son de los clasemedieros y
pequeño burgueses. Si esto pesara, entonces el elegido sería Marcelo para dar el
brinco 2.0 a la cuarta transformación, según sus propias palabras.
Lo hemos comentado en otras ocasiones: el presidente López Obrador tiene la fijación
en cómo será recordado después del 2024. Por ello, en menos de un año ha sido
reiterativa su fijación en el caso Cárdenas y Múgica. Sin embargo, también aplica la
misma lógica que Carlos Salinas de Gortari con Luis Donaldo Colosio y de Vicente Fox
con Santiago Creel. Las tres sucesiones buscaban la continuidad de sus proyectos; los
tres fracasaron, una de ellas en tragedia.
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Es la sucesión del 2024, está en juego la continuidad, el ajuste o la ruptura a la
autollamada cuarta transformación en lo político y lo económico y lo social. Así que,
sigamos haciéndonos bolas, porque no hay nada para nadie en este momento.
EL GARRIDISMO Y LA SUCESIÓN DE 1940. Pero AMLO es Garridista y Tomás
Garrido Canabal, el cacique socialista del sureste, era afín a Francisco J. Múguica. Y en
las teorías de las suposiciones histórica, que no existen, es que si Múgica hubiera si
presidente, el tabasqueño Garrido Canabal habría expandido el modelo socialista tan
controvertido en el Edén. El hubiera no existe.
LA DOCTRINA AMLO, Sí Intervención. No es nuevo, ya encarrerado el
presidente mexicano ha opinado e intervenido en las elecciones presidenciales de
Brasil, en los conflictos de Bolivia y el Perú, sin contar con el silencio ante regímenes
como el Nicaragua y Venezuela. Ahora no deja de meter las manos en las próximas
elecciones de los Estados Unidos; amenazando con llamar a votar contra los
republicanos, pero paradójicamente y contra toda lógica y consenso estadounidense,
salió en defensa del ex presidente Donald Trump ante el riesgo de que sea detenido y
que éste arme una revuelta callejera que tiene encendidas las alertas en las agencias
estadounidenses. No se extrañen si esta nueva doctrina de política exterior terminen
cobrándole facturas en las elecciones mexicanas del 2024.
Contacto: feleon_2000@yahoo.com