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No todas ni todos somos “sicarios” del periodismo

por Redacción
22-02-2022

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Es fácil señalar desde una posición de poder a otros sectores, cuando la crítica no es favorable a quien señala. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México realiza, desde que inició su sexenio, una constante diferenciación entre lo que es el buen periodismo y el que no lo es, siempre con base en si le beneficia o no la crítica o la información expuesta.

Estimado lector, lectora, así como AMLO califica el ejercicio de la prensa de manera subjetiva, funcionariado de niveles más abajo que el presidencial, se olvidan de que su actividad, pública e incluso privada, es motivo de escrutinio y somos precisamente las y los periodistas quienes, en una evaluación (subjetiva también) de lo que es de interés público, tomamos la decisión de elaborar o no una pieza informativa.

Nuestra labor, puede o no gustar del todo al público, por ello existe diversificación de plataformas mediante las cuales las y los lectores pueden verificar el ángulo desde el que se analizan los hechos en cada medio y desde ahí construir sus propias conclusiones.

Pero es preocupante que desde la silla presidencial se inicie la persecución a quienes ejercemos el periodismo y no, no todos o todas somos Loret de Mola, periodistas como él gozan de privilegios que quienes realizamos periodismo de a pie no tenemos, incluso estamos expuestos a más vulneraciones que los periodistas reconocidos.

Utilizar a las instituciones, para obtener información privilegiada y privada de personas que considera sus “enemigos”, es cuestionable e incluso punible en términos de las leyes que como servidor público juró proteger y respetar.

¿EL PRESIDENTE VIOLÓ LA LEY?

AMLO cuenta con el poder de utilizar las instituciones a su beneficio, porque es la cabeza de estas, es un privilegio que no tiene el grueso de la población, si el presidente utilizó al aparato estatal para obtener información sobre los ingresos de Carlos Loret de Mola, cometió un delito.

Loret de Mola es un empleado que no recibe recursos públicos y por ello, sus ingresos no pueden ser transparentados, al tener una relación laboral con una empresa privada sus datos deben mantenerse así, privados, aspecto que respalda la Ley de Protección de Datos personales.

Si AMLO obtuvo la información a través de las instituciones que encabeza, habría incurrido en abuso de sus funciones, situación que, de acuerdo con la Ley General de Responsabilidades Administrativas y la Ley de Protección de Datos Personales, podría acarrearle sanciones como la inhabilitación para ejercer cargos públicos.

Pero ¿quién va a juzgar al presidente?

En diversas ocasiones he mencionado que los señalamientos de AMLO a la prensa no son simples comentarios, tienen un impacto en sus seguidores y entre las consecuencias más lamentables, está que la población deje de confiar en quienes ejercemos la labor periodística.

Esto en un país como México, en el que han sido asesinados cinco periodistas en lo que va del año y tiene cerca del 90 por ciento del resto de los asesinatos a compañeros y compañeras en impunidad, no es nada alentador.

Aún más porque las vulnerabilidades a las que nos enfrentamos las y los periodistas no solo vienen desde el poder…. ¿sabía usted que la mayoría de las agresiones a periodistas vienen desde el funcionariado público?, están presentes también en nuestras redacciones.

El Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE), publicó en 2020 el primer informe sobre Libertad de Expresión en México, en el que se destaca que las y los periodistas laboramos en condiciones precarias.

“(…) los medios de comunicación donde trabajan no les dan contratos laborales, prestaciones, seguros de vida; no les proveen de herramientas y recursos para su trabajo como teléfonos celulares o medios de transporte; tampoco les facilitan los medios o permisos para acceder a capacitación o profesionalización; no cuentan con códigos de ética periodística, tampoco con protocolos de prevención de riesgos y autoprotección.

En otras palabras, los medios de comunicación son los primeros artífices de la vulnerabilidad multifacética del periodismo a nivel estatal”.

Por si esto fuera poco, aunque existen marcos jurídicos para la protección de periodistas y personas defensoras de derechos humanos, las instituciones no se dan abasto y eso ha propiciado que aún compañeros ingresados en el mecanismo de protección hayan sido asesinados.

Es por ello que resulta tan preocupante que AMLO desde su silla, señale con tanta facilidad y repruebe el ejercicio periodístico que no le beneficia, porque, aunque diga que no todos quienes ejercemos la profesión somos “sicarios del periodismo”, el mensaje con el que se quedan sus seguidores es otro.