José Luis Camacho Acevedo
Muchos llaman a la Ciudad de
México: ciudad monstruo, un buen sobrenombre para una metrópoli hermosa y
opulenta con todo y su caos, su negligencia, su miseria, su tragedia, su
oportunismo, pero también la solidaridad, el compañerismo y la resiliencia, esa
cualidad que provoca que los chilangos puedan levantarse mañana a mañana.
Sin miedo a equivocarme, estoy
seguro de que las imágenes del colapso de la ballena que llevo a un tren de la
Línea 12 del metro a caer sobre la avenida Tláhuac, trajeron a la mente y
corazones de muchos capitalinos, el recuerdo de los sismos de septiembre de 2017
y los días posteriores, la angustia, tristeza y duelo colectivo que vivimos
quienes habitamos esta enorme ciudad.
El reclamo generalizado de la
sociedad es que se esclarezcan que fue lo que ocurrió y que se castigue a los
responsables, al ser el hoy canciller Marcelo Ebrard, quien promovió la megaconstrución
de la Línea 12, comenzó a recibir cuestionamientos y reclamos de una ciudadanía
dolida por la muerte y pobreza que deja a su paso la corrupción.
Pero Marcelo, y su entonces
secretario de Hacienda, Mario Delgado, no callaron como sí suelen hacer muchos
responsables de terribles hechos, de inmediato escribieron un mensaje por medio
de su cuenta de Twitter, en donde se ponen a merced de las autoridades para que
se esclarezcan estos hechos.
Lo que más deseo es que se
sepa con toda claridad quiénes fueron los responsables de esto, incluyendo no
sólo a funcionarios sino a las empresas involucradas, especialmente. No basta
con castigar la negligencia gubernamental.
Una de las empresas del
consorcio que participó en la construcción de la LienaICA- Carso, empresa
constructora de la Línea 12 derrumbada, participa también en la construcción de
un tramo del Tren Maya.
Por otro lado, a ningún buen
propósito sirve tratar de aprovecharla con objetivos políticos, como hicieron personajes
de poca monta del panismo capitalino, quienes presurosos corrieron a tratar de
sacar raja política, pero este tipo de oportunismos se pagan caros, la ciudadanía
no tolera bien a quienes lucran con el dolor.
La decisión de la jefa de Gobierno,
Claudia Sheinbaum de sacar el peritaje del ámbito oficial para evitar su
contaminación por intereses de uno u otro lado es la correcta. También que
Marcelo Ebrard se ponga a disposición de las autoridades. No debe ser
protegido. Si tiene responsabilidad, deberá asumirla a plenitud.
Otros funcionarios públicos,
empresas nacionales y extranjeras, así como las certificadoras tendrán que
responder. Ya 24 muertos, tres de ellos menores de edad. La corrupción mata.