logo
header-add

Nuevo decreto sobre maíz amarillo resuelve 98% de la pugna con EU

por Redacción
22-02-2023

Comparte en

Con el nuevo decreto del gobierno federal mediante el cual únicamente se prohíbe el maíz transgénico para consumo humano, queda solucionado casi todo el problema con Estados Unidos, por lo que la posibilidad de ir a un panel de controversia en el marco del T-MEC ha disminuido, aseguraron representantes de la iniciativa privada; en tanto, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) aseguró que no hay evidencia científica de que este grano afecte a la salud humana.

En el foro Expo Carnes y Lácteos 2023, Juan Cortina Gallardo, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), destacó que el decreto publicado el pasado 13 de febrero es “un paso adelante” frente al de 2020, pues se ha dejado claro que las restricciones a productos transgénicos se aplicarán sólo a maíz y no a otros artículos, como canola y algodón.

En tanto, Víctor Villalobos, titular de la Sader, aseguró que tras la publicación del decreto, el cual prohíbe específicamente la importación de maíz transgénico para la elaboración de masa y tortilla, el gobierno mexicano no ha recibido ninguna queja por parte del de Estados Unidos y, en caso de recibirla, explicó el funcionario, la respuesta correrá a cargo de la Secretaría de Salud y de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, pues se trata de cuestiones de salud humana, no animal.

Agregó que la Sader pugnó por el acceso a maíz amarillo transgénico para alimentación animal, porque México no produce lo suficiente y “no se ha demostrado científicamente, en México o en el mundo, que hace daño a la salud humana”.

Además, explicó que para este año México aumentará entre 2 y 2.5 millones de toneladas la producción de maíz amarillo.

Cortina Gallardo agregó que si bien entre “97 y 98 por ciento del problema con EU está resuelto” al no afectar el tema comercial, un punto que no dejará pasar ese país será el de la credibilidad, dado que la decisión de México pone en duda décadas de investigación científica, abriendo la puerta a un posible panel en el T-MEC.