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Orientación sexual ¿Cómo se desarrolla?

por Redacción
04-10-2021

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La orientación sexual es la atracción emocional, romántica, sexual o afectiva hacia otras personas. Es decir, hace referencia a hacia qué personas sentimos atracción. Existe gran diversidad de orientaciones sexuales:

-Heterosexual: hombres que se sienten atraídos por mujeres y mujeres que se sienten atraídas por hombres.

-Homosexual: hombres que sienten atracción por otros hombres y mujeres que sienten atracción por otras mujeres.

-Bisexual: personas que sienten atracción hacia personas de su propio género y otros géneros (hombres, mujeres, personas de géneros no binarios…).

-Asexual: personas que no sienten atracción sexual o que la sienten de manera poco intensa, poco frecuente o solo en circunstancias determinadas.

Existen otras muchas orientaciones sexuales como la pansexualidad, la polisexualidad, omnisexualidad, así como diferentes variantes dentro del espectro de la asexualidad.

Hay que tener en cuenta que la orientación del deseo no está directamente relacionada con la conducta. Es decir, una cosa es hacia quién sentimos atracción y otra cosa es lo que hacemos (con quién tenemos relaciones). Y una no hace variar la otra. Por ejemplo, una persona que siente deseo por hombres y por mujeres no deja de ser bisexual porque solo haya tenido relaciones sexuales con uno de los dos géneros.

El proceso de desarrollo de la orientación sexual es el proceso por el que una persona es consciente de hacia qué géneros se siente atraída e integra dicha orientación como parte de su persona y de su vida. Para las personas heterosexuales este proceso es fácil y la mayoría de las veces pasa incluso inadvertido. Esto se debe a que en la sociedad se tiende a asumir por defecto que todas las personas son heterosexuales, lo que se llama presunción de heterosexualidad. Además, en los medios audiovisuales hay muy poca representación de otras orientaciones que no sean la heterosexual; en la gran mayoría de películas, series, canciones, publicidad, etc., los personajes suelen ser hombres que están con mujeres y mujeres que están con hombres.

Por tanto, las personas que tienen otras orientaciones sexuales crecen prácticamente sin referentes o modelos en los que poder fijarse o en los que verse reflejadas. Esta presunción de heterosexualidad y falta de referentes, entre otras cosas, hacen que la mayoría de personas con orientaciones homosexuales, bisexuales, asexuales, etc., tengan que hacer un proceso desde que se dan cuenta de que su orientación no es heterosexual hasta que lo integran de forma positiva.

A partir de investigaciones sobre el tema se han elaborado algunos modelos teóricos sobre el proceso de desarrollo de la orientación sexual. En ellos se recogen una serie de fases por las que pasarían las personas con orientaciones no heterosexuales desde que se dan cuenta de que su orientación no es heterosexual hasta que lo integran de forma positiva. Estos modelos incluyen fases de confusión, exploración, «auto-etiquetado» en función de la orientación sentida, búsqueda de personas afines a nuestras orientaciones, indagación sobre la cultura del colectivo LGTBIQA+, comunicación de la orientación sexual al entorno (lo que se conoce como salida del armario) y aceptación de la propia orientación, aunque no necesariamente en este orden.

En comparación con las personas heterosexuales, las personas homosexuales, bisexuales y asexuales tardan más a la hora de ser conscientes de su orientación y de darla a conocer al entorno. Esto se debe, como decíamos antes, a la presunción de heterosexualidad (se asume que todo el mundo es heterosexual hasta que se demuestre lo contrario). Las personas heterosexuales suelen dar a conocer su orientación al entorno prácticamente en el momento en el que se dan las primeras atracciones hacia otras personas, durante la infancia y preadolescencia.

Sin embargo, las personas no heterosexuales suelen tardar un poco más en darse cuenta de que no lo son. Desde el momento en el que alguien no heterosexual empieza a plantearse que no lo es, comienza un proceso de autoexploración y autoetiquetado. La comunicación de la orientación al entorno suele darse después de este proceso. De esta manera, las personas homosexuales suelen etiquetarse y salir del armario de media hacia la adolescencia tardía. Mientras, las personas bisexuales son las que más suelen tardar en este proceso, por tener que descartar no una, sino las dos orientaciones sexuales predominantes (heterosexual y homosexual). Y tardan más en contarlo debido a todos los prejuicios falsos que existen asociados a esta orientación. De media, las personas bisexuales suelen salir del armario a partir de los 20 años de edad.

Estos procesos son diferentes para cada orientación y la vivencia será diferente para cada persona. Lo fácil o difícil que resulte este proceso depende de varias cosas. Por un lado, de las actitudes propias hacia la sexualidad y la diversidad. Y por otro, de los mensajes que recibimos de la sociedad y de nuestro entorno más cercano (familiares, amistades…) con respecto a determinadas orientaciones. Esto último juega un papel muy importante porque además influye y moldea nuestra propias actitudes y posibles miedos a la hora de etiquetarnos y contarlo.

Vivimos en una sociedad en la que a veces resulta complicado no pertenecer a «la norma», a cómo se supone que todo el mundo vive su sexualidad. Y quien se sale de esa norma tiene que hacer un camino de autodescubrimiento para el que de inicio no existen guiones. Lo cierto es que la realidad es diversa y no hay unas orientaciones sexuales mejores que otras. Y por suerte, esta realidad diversa va teniendo cada vez más representación en medios audiovisuales y en la Educación Sexual.

Es importante recordar que nuestra orientación sexual está bien, sea cual sea, y que forma parte de nuestra sexualidad, única e irrepetible en cada persona.