José Luis Camacho Acevedo
El costo que tendrá la reconstrucción de Acapulco después de los estragos que dejó en el puerto el huracán Otis, no han sido siquiera calculados.
El gobierno está rebasado hasta en el trabajo de estimar qué cantidad de dinero será requerido efectivamente para la primera fase de reconstrucción de Acapulco.
La pregunta se viene por lógica pura:
¿Existirán recursos para “poner de pie a Acapulco” como reza el discurso gubernamental?
Una sola parte de los recursos con los que se cuentan la reseña con gran inteligencia e información, Enrique Quintana en su columna de ayer:
“El presidente López Obrador dijo que los recursos disponibles para la atención del desastre en Acapulco no tendrán límite.
Es buena frase, de esas que han permitido al primer mandatario mantenerse con niveles elevados de popularidad, pero nada más.
La realidad es que los recursos sí tienen límite y me temo que no van a alcanzar.
En un desastre de las magnitudes que tiene el efecto de Otis en Acapulco hay al menos dos fases que deben considerarse y que requieren dinero, aunque en diferentes magnitudes: la atención a la emergencia y la reconstrucción.
La primera implica el despliegue de capacidades para poder atender las necesidades más esenciales de la población afectada, así como la reparación de la infraestructura fundamental, como por ejemplo, la provisión de energía eléctrica, las telecomunicaciones o los caminos.
No es bajo el costo de este trabajo, pero tampoco exige de cantidades que rebasen lo que hay disponible.
El Fonden, que sí existe, aunque ya no sea un fideicomiso, cuenta en principio con 11 mil 758 millones de pesos, que resultan de los 17 mil 156 millones que le fueron asignados en el Presupuesto del 2023 menos 5 mil 398 millones que fueron usados en los primeros seis meses del año.”
¿Cuánto le cuesta a un partido en el poder realizar una campaña presidencial ganadora?
Lo más caro se presentará cuando la campaña del oficialismo tenga que construir su estructura electoral, prepararla meses antes del día de la elección y finalmente, ese día, que para el caso que nos ocupa será el 2 de junio próximo, tener recursos suficientes para movilizar a un verdadero ejército de presumibles apoyadores de la candidata presidencial.
En ese lapso, cuando menos tres meses antes del día de la elección, el gobierno deberá contar con los recursos suficiente para sufragar los gastos que no alcanzarán a cubrir las prerrogativas que el INE asigne a MORENA.
¿Y si en Dos Bocas se vuelve a demandar otra millonada de dólares?
¿Y si lo mismo pasa con el Tran Maya y el Interoceánico?
Esa expectativa tan grave de resolver, seguramente es la causa de que el presidente López Obrador esté sumido en el desconcierto ante la tragedia.
La pésima e increíble propaganda oficial nada tiene que ver con el dinero que se necesita para solventar los gastos mencionados.
La circunstancia es mucho más grave de lo que la élite del oficialismo piensa.