Tras 20 años fuera de la institución, Miguel Mejía Barón regresa a los Pumas de la UNAM como Vicepresidente Deportivo, buscando sacar de la penumbra al club que hizo campeón como DT en la temporada 1990-1991.

Misión que, por supuesto no será sencilla, pero que con un hombre que conoce las entrañas de Pedregal, Cantera y Ciudad Universitaria, las posibilidades de salir del atolladero se incrementan.

Parte de los éxitos de Tigres en la época reciente tienen que ver con el doctor, que como auxiliar de Ricardo Ferretti, aportó conocimiento, experiencia y visión táctica desde el palco para conseguir varios títulos en la Sultana del Norte.

El principal hándicap que tendrá sin duda es el margen de maniobra con la actual plantilla: desmantelada, no reforzada y con muy pocos jugadores salidos de la cantera auriazul.

Del equipo que en diciembre pasado llegó a la final ante León quedan pocos soldados, se fueron: González, Mayorga, Iniestra, Vigón, Iturbe, Quintana, Waller y Vázquez. Los que han llegado para llenar los huecos, ni cerca han estado de conseguirlo.

Acostumbrado en Tigres a fichar estrellas con el “Tuca”, en Pumas verá la otra cara de la moneda. Presupuesto bajo comparado con los del norte y más enfocados en vender para sanear cuenteas, que en comprar para potenciar escuadras.

Mientras no se invierta con seriedad en el mercado, torneos como el Apertura 2020 seguirán siendo flores que no hacen primavera y, que, a las primeras de cambio, se marchitan para dar paso a prolongados otoños e inviernos.

Pumas debería seguir el modelo de Tigres precisamente, que es el equipo de la UANL, pero no depende económicamente de la universidad, sino del gigante empresarial que es CEMEX.