INDICADOR POLÍTICO
Carlos Ramírez
Con una foto de portada del general secretario mexicano Luis Cresencio Sandoval González, la revista Proceso armó esta semana en un mismo número un periodicazo contra la Secretaría de la Defensa Nacional para encubrir un saldo sangriento en un choque en marzo de 2011 en Piedras Negras, Coahuila, provocado por la DEA y el cártel de Los Zetas.
La misma nota ya había sido publicada en tres ocasiones por la misma revista en 2012, 2015 y 2018 y esta cuarta vez se explica en la parte final de la publicación con la nota sobre la serie de ficción Somos que narra la masacre en Allende, Coahuila. y el dato mayor radica en la acusación de que los grupos militares presentes en la zona no procesaron la información ni se involucraron a favor de la población, pero con el enfoque tergiversado de que las fuerzas armadas en apoyo a labores de seguridad sública no pueden involucrarse por sí mismas o por decisión propia en incidentes en curso. Este hecho quedó claro en el caso de los normalistas de Ayotzinapa, porque grupos militares en la zona pudieron haberse tenido conocimiento del incidente y no se involucraron por prohibiciones legales.
Pero en un escenario estratégico mayor la nota de Proceso se enfoca de manera directa contra el actual secretario de la Defensa Nacional, quien había sido nombrado apenas el primero de marzo de 2011, con grado de general brigadier como comandante de la guarnición militar de Piedras Negras, Coahuila, y la masacre ocurrió el 18 de marzo. El refrito noticioso de la cuarta denuncia contra el general Sandoval hoy tiene el escenario, incluido en la misma edición de la revista, del próximo estreno de la serie de ficción Somos en Netflix sobre ese caso.
Sin embargo, la revista deja de lado el hecho de qué hubo dos protagonistas superiores en el conflicto de Allende: de un lado, el activismo criminal de Los Zetas y del otro el operativo provocador de la DEA que causó la reacción violenta del cártel del crimen organizado. Hacia el 2011 el ejército mexicano estaba siendo bombardeado con señalamientos de involucramientos directos en operativos de fuerza y daños en derechos humanos. En este sentido, como en casos similares, los mandos militares locales y regionales agudizaron la condicionalidad de participación al cumplimiento de órdenes estrictas de involucramiento en combates violentos.
En todo caso el verdadero contexto del periodicazo de Proceso importa mucho porque ocurre en una nueva ola de ofensiva de presiones directas de organismos de seguridad de EE. UU. que tienen cuando menos dos objetivos: debilitar el principal pilar institucional de fuerza del Gobierno del presidente López Obrador y obligar a México a regresar a las estrategias estadounidenses de seguridad de la Iniciativa Mérida que esta administración mexicana ya había descartado por ventajas hacia los intereses de Washington.
La publicación de Proceso coincide también en tiempo político con la visita de la vicepresidenta Kamala Harris y la agenda de la Casa Blanca de que México regrese a la lucha violenta frontal contra los cárteles y abandone la decisión lopezobradorista de construir la paz sin violencia y con nuevos espacios de entendimiento con las bandas criminales.
Asimismo, tiene que registrarse el dato de que la primera llamada telefónica del general secretario de Defensa del presidente Biden, Lloyd Austin, fue a su contraparte mexicano para señalar la importancia de regresar la subordinación de las fuerzas de seguridad mexicanas y sobre todo del ejército a los mandos estratégicos del sistema de seguridad nacional de EE. UU.
La parte importante de la nota de Proceso radica en que es la cuarta ocasión que refritea una nota, ahora con datos de documentos oficiales militares que se encuentran en archivos de seguridad de EE. UU., sin tener claro si esos documentos formasen parte de los rangos de secrecía de Estado por seguridad nacional militar de México y por lo tanto si se hubiesen violado los espacios de discreción absoluta que le pertenecen al Estado mexicano por razones de su seguridad nacional militar.
Y la foto de portada del general secretario Sandoval González formó parte de la estridencia periodística que no se justifican en la información en páginas interiores. En este sentido se asume el objetivo de debilitar al eje fundamental de la estrategia de seguridad del Estado mexicano, por cierto, con el dato mayor de que el ejército ya no viola derechos humanos y que sigue estando cómo la institución que se coloca en el primer lugar de la confianza de la sociedad mexicana.
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Política para dummies: la política en el periodismo también tiene sus reglas deontológicas.
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