Aprender a estar con uno mismo es fundamental para conocerse mejor, para saber lo que uno necesita, para aprender a cuidarse y así entender el vínculo con los demás como algo deseable pero no necesario. Si no haces este proceso caes directamente en la necesidad de estar con alguien para cubrir tus carencias. Y eso no es una buen fórmula. A menudo ocurre que esta búsqueda de otra persona con la idea de completarnos y complementarnos acaba fomentando una dependencia emocional . Y cuando eso ocurre surge la la dificultad para poner fin a la relación cuando ya no te aporta bienestar.
Escuchamos mucho aquello de “ámate a ti mismo”, “aprende a estar contigo”, pero nadie nos enseña cómo hacerlo, lo que aún genera mayor malestar. El primer paso para aprender a gestionar bien la soledad y disfrutar de ella es reconocer que no sabes estar solo. Puede parecer una tontería pero es algo necesario para realizar el cambio de forma consciente.
El siguiente paso es empezar con pequeños retos. Por ejemplo, buscar actividades o momentos para afrontar esa temida soledad: ir a comprar sin compañía, dar un paseo en soledad, tomar algo en una terraza sin quedar con nadie salir a comer solo. Si estas pequeñas propuestas las puedes hacer sin sentirte mal, es el momento de subir el nivel: ir al teatro o al cine o a un concierto sin llamar a nadie o incluso plantearse un fin de semana fuera en soledad.
Pero reconozcamos que nada de todo esto es fácil. Lo normal es que al
menos al principio te aburras o te sientas frustrado. O incluso que
aparezca la inseguridad e incluso instantes de ansiedad. Para superar
esta idea de estar haciendo el “ridículo” o el pensamiento de que “todo
el mundo te mira será necesario trabajar la autoestima: aprender a
quererse, a no buscar la aprobación de los demás sino encontrar la
seguridad en los mensajes que te mandas a ti mismo.