Los principales problemas con los que una mujer suele acudir a la consulta de un/a sexólogo/a y terapeuta de pareja suelen estar relacionados con las dificultades para disfrutar de sus relaciones eróticas. Concretando más, de aquellas relaciones eróticas que incluyen los genitales, y del coito principalmente. Y esto se traduce tanto en dificultades para alcanzar placer y orgasmos, como en un bajo o inexistente deseo.
Y esto no es precisamente “casual”, sino que se debe a varios factores:
Socialmente aún se espera que el papel que la mujer asuma, tanto en la vida como en el terreno de la sexualidad, sea pasivo. Si bien actualmente se admite que la mujer tiene sexualidad, se considera que es una sexualidad que ha de despertar el hombre, su compañero sexual. Se enseña a la mujer que no tiene que hacer nada especial para descubrir su sexualidad (de hecho, se la presiona para que no haga nada), se asume que la mujer simplemente debe esperar que llegue el hombre adecuado para “despertarle su erotismo”. Por tanto, muchas mujeres no conocen su geografía sensual, no saben qué les gusta a nivel erótico (sobre todo a nivel genital), desconocen la anatomía de sus genitales, e ignoran completamente cómo masturbarse y cómo lograr un orgasmo. Por lo tanto, poco pueden enseñarle a su pareja acerca de sus gustos y preferencias, o de cómo debe estimularlas para obtener placer.
Otro punto importante es que la sexualidad de hombres y mujeres no es igual. El coito no es, para muchas mujeres, el método más adecuado para lograr el orgasmo, en contra de lo que usualmente se piensa. El coito es, desde luego, adecuado para la estimulación del pene del hombre (aunque no todos los hombres llegan al orgasmo con el coito, en otro apartado hablaremos de esto) pero el clítoris de la mujer, que se encuentra fuera de la vagina, necesita estimulación adicional, ya que el pene durante el coito no lo estimula. Por esta razón, muchas mujeres no logran el orgasmo en el coito, porque no saben estimularse, no saben dónde está su clítoris ni cómo acariciarlo, no saben usar fantasías, y si a ello le unes un coito con escasas caricias (caricias que en muchos casos se utilizan como un medio para excitar a la mujer, y que luego se abandonan en la penetración), y una mujer que ignora cómo obtener un orgasmo (por ejemplo, durante la masturbación), no es extraño que muchas mujeres no disfruten de sus relaciones coitales.
La sexualidad como algo personal…que puede compartirse
Otro número importante de mujeres acude a terapia por un problema de vaginismo, que consiste en contracciones involuntarias de la musculatura pubococcígea que impide la penetración. También hay mujeres que pueden realizar un coito, pero que tienen dolores y molestias durante el mismo, y acuden a terapia por este motivo.