En cuanto a estadísticas, las posibilidades de concebir un niño o una niña son casi las mismas y no hay pruebas médicas que indiquen que esto pueda cambiarse.
Sin embargo, es posible que hayas oído hablar del método Shettles. En los años 70, el doctor Shettles descubrió que los espermatozoides femeninos y masculinos poseen diferentes características. Creía que identificar estas diferencias podría ayudar a las parejas a intentar tener un niño o una niña.1
¿Cuándo tener relaciones sexuales?
Todo se decide en la carrera hacia el óvulo...
Shettles descubrió que el espermatozoide masculino es más pequeño, nada más rápido y tiene una vida más corta que el espermatozoide femenino. Creía que, si una pareja mantiene relaciones sexuales cerca de la ovulación, el espermatozoide masculino tiene más probabilidades de alcanzar el óvulo antes que el espermatozoide femenino. Si fecunda el óvulo, es más probable que la pareja conciba un niño. Por el contrario, el espermatozoide femenino es más lento y resistente y vive más que el masculino. Tener relaciones los primeros días fértiles significa que aún están vivos y pueden fecundar el óvulo, por lo que hay más probabilidades de concebir una niña.
Aunque es una teoría fascinante, los estudios que se han realizado desde entonces han demostrado que el momento de las relaciones sexuales respecto a la ovulación no influye en el sexo del bebé.2
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Posiciones sexuales
Shettles también indicó que la posición sexual en el momento en que el padre tiene el orgasmo puede aumentar las probabilidades de concebir un niño o una niña. Con una penetración profunda, por ejemplo, en la posición "a cuatro patas", el espermatozoide masculino puede nadar más rápido y empezar su recorrido más cerca del cuello uterino, de manera que es más probable que alcance el óvulo antes y se conciba un niño. Para intentar tener una niña, Shettles recomienda evitar una penetración profunda y colocarse, en su lugar, en la posición del misionero.
Es otra teoría interesante, pero, de nuevo, no hay hechos que respalden esta idea. El doctor Michael Thomas (especialista en fertilidad) advierte de que no existe ningún método para influenciar el sexo del bebé, ni siquiera la posición sexual.
Comer ciertos alimentos
La mucosidad cervical posee unas cualidades más idóneas para los espermatozoides durante la ovulación, cuando es más alcalina. Antes de la ovulación, la mucosidad es más ácida, por lo que no es la mejor para los espermatozoides y solo los más resistentes pueden sobrevivir. Shettles sugiere que, si se hace que el pH de la vagina sea más ácido, el espermatozoide femenino más resistente tiene más probabilidades de sobrevivir y fecundar el óvulo con una niña. Un entorno más alcalino favorece a los espermatozoides masculinos, por lo que es más probable concebir un niño. Aunque no tenemos pruebas de que esto funcione, puedes comer distintos alimentos para intentar modificar el pH de la vagina.