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¿Qué es la codependencia de pareja y cómo detectarla?

por Redacción DC
13-10-2020

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Desde imágenes de parejas estresadas que intentan trabajar desde casa en espacios reducidos hasta el hashtag #coronadivorce en Twitter, está claro que las cuarentenas han puesto a prueba muchas relaciones.

Algunas personas necesitan tan desesperadamente su espacio que aprovechan para hacer las compras, pasear al perro o incluso pasar más tiempo en el baño para darse un respiro. Pero para las personas con tendencias codependientes, la cuarentena podría tener el efecto opuesto sobre cuánto quieren estar cerca de su pareja.

La codependencia es un patrón de comportamiento en el que una persona prioriza una relación, ya sea con un amante o un miembro de la familia, sobre sus propias necesidades. Por lo general, las personas codependientes sienten que necesitan la relación para vivir, incluso si se sienten miserables en ella.

Los bloqueos estrictos adoptados por los diferentes gobiernos significaron que muchas de las actividades fuera de la casa que alguna vez proporcionaron límites saludables entre las parejas, como el trabajo y salir con amigos, ahora sean más escasas. Debido a que estas actividades dan a las personas un sentido de individualidad, las parejas pueden ser más susceptibles en este momento a perder el sentido de sí mismas.

“En las parejas simbióticas existe una dependencia patológica. A una relación de este tipo la conforman dos personas que al unirse disminuyen sus posibilidades. Una buena pareja es una pareja que al juntarse puede hacer más y mejores cosas, generar cosas nuevas y hacer más sin disminuir las posibilidades personales de cada uno”, aseveró en diálogo con Infobae, Claudia Borensztejn, presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Para María Fernanda Rivas, psicoanalista integrante del Departamento de Pareja y Familia de la APA y autora del libro La familia y la ley. Conflictos-Transformaciones, “en tiempos de convivencias prolongadas y obligadas -reducido al mínimo el contacto con el mundo exterior- hay parejas que pueden desarrollar intensos estados de 'fusión’ y dependencia, perdiéndose la individualidad de cada uno. Con frecuencia estas formas de apego muestran sus fallas y llevan a profundas crisis”.

“Si bien es necesario un cierto grado de dependencia y apego para sostener la estabilidad de la pareja -continuó la experta-, la exacerbación de estos estados puede generar grandes desilusiones e inquietudes al percibir que el otro tiene un ‘mundo propio’, al que no es posible acceder. Se trata de lo ‘no compartible’ de cada uno, aquello que forma parte de la privacidad y que no necesariamente encubre engaños o mentiras”.

Según advierten las especialistas, la codependencia surge por un especial modo de vincularse que qué tiene que ver con aspectos inconscientes relacionados con apegos patológicos cuyas raíces están en la infancia. “La dependencia afectiva, que es esperable de un niño pequeño hacia sus progenitores, no es esperable en la adultez. En la etapa adulta del desarrollo, estos rasgos infantiles de dependencia tienen que evolucionar a una mayor libertad. Por su puesto que hay entonces modalidades vinculares y estilos de lazos que implican una mayor libertad de movimiento, en donde el otro es verdaderamente un otro en tanto está diferenciado de sí mismo y tiene necesidades propias, en donde esas diferencia son soportables y soportadas. En las relaciones codependientes toda posibilidad de diferenciarse se transforma en algo conflictivo”, indicó consultada por este medio Agustina Fernández, psicoanalista, miembro de la misma asociación.

Para los especialistas, los individuos codependientes “comparten la responsabilidad del comportamiento malsano, principalmente al centrar sus vidas en el otro y haciendo que su propia autoestima y bienestar dependan del comportamiento de los demás”. Se asume que el socio que controla la mayor cantidad de recompensas (lo que construye su base de poder) es el poderoso, mientras que el otro está en deuda con él. Sin embargo, “se necesitan dos para bailar el tango”, y la pareja dependiente o subordinada puede no ser tan débil, pasiva o inocente como parece.

“Desde el punto de vista psicoanalítico, la codependencia no es una palabra que se vea como negativa. En realidad, todas las personas somos codpendientes, en el sentido de que necesitamos a los otros y las parejas codependientes pueden ser parejas que se complementen. Quizás, deberíamos hablar de parejas simbióticas, es decir que no pueden separarse, no pueden estar el uno sin el otro y que hay tareas que no pueden realizar si no las hacen en conjunto”, manifestó Borensztejn.

Para Fernández, “estos sujetos necesitan del otro para constatar permanentemente aquello que están haciendo, están permanentemente pidiendo opiniones y consejos. En estos modelos vinculares ese otro se convierte casi en un refugio, en una referencia constante y perderlo es como perderse a sí mismo”.

Según la revista de divulgación psicológica Psychology Today, las siguientes preguntas pueden servir como guía para determinar si una relación implica codependencia:


- ¿Su sentido de propósito implica hacer sacrificios extremos para satisfacer las necesidades de su pareja?

- ¿Es difícil decir que no cuando su pareja exige su tiempo y energía?

- ¿Cubre los problemas de su pareja con las drogas o el alcohol?

- ¿Te preocupas constantemente por las opiniones que los demás tienen de ti?

- ¿Te sientes atrapado en tu relación?

- ¿Te callas para evitar discusiones?


“En algunas casos el confinamiento produjo un acercamiento y una dinámica relacional más intensa y que a determinadas personas con ciertas necesidades que podríamos llamar infantiles de dependencia vieron sus anhelos cumplidos. Cierto es que ante la apertura gradual de las actividades, dicha dinámica empieza a tomar los caminos más cercanos a los habituales y esto puede ocasionar angustia e inseguridades”, explicó en diálogo con Infobae la psicoanalista Fiorella Litvinoff.

Y en eso Borensztejn coincide: “La cuarentena aumentó los niveles de malestar en parejas que aún siendo muy pegadas se han visto perturbadas en la vida de convivencia extrema. Podrían aparecer problemas en el momento de la ‘vuelta a la normalidad’. Los estilos de apego saludables tienen que ver con dejar al otro ser y vivir con cierto aire. Si uno desea hacer las cosas de determinada manera, no hay que tratar de imponer otra”.

“La salud en una pareja depende de tener una sana interdependencia que se da cuando se mantiene la individualidad y no se pierde la subjetividad en la relación. Es decir, además de las actividades conjuntas, se deben sostener las propias así como también las amistades y distracciones, y no invadir los espacios ajenos”, apuntó Mónica Cruppi, psicóloga y miembro de la APA.

Y agregó: “Para que se construya un vínculo saludable tienen que generarse espacios individuales en los que sus integrantes puedan compartir su intimidad y su mundo emocional con otros afectos como amigos y familiares. Es importante mantener los espacios personales físicos y emocionales. A su vez, es clave mantener la comunicación y hablar sobre la manera en que se está llevando la relación. Por último, es conveniente encontrar espacios propios, organizar planes y diferentes actividades, y expresar emociones tanto positivas como dolorosas relacionadas a las actitudes del otro”.