Gustavo Rentería
Un grupo de mandatarios locales, que se escindieron de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) allá por septiembre de 2019, le declararon la guerra a López Obrador.
Decían que se habían unido para enfrentar los retos de la pandemia del COVID-19, pero la realidad es que era un dique contra la 4T y contra las fórmulas de izquierda del “populista” de Macuspana, Tabasco. Del tema sanitario, se fueron a los temas económicos pero, sobre todo, fiscales.
El Bronco de Nuevo León (que se decía independiente), Miguel Riquelme, tricolor de Coahuila, y Francisco García Cabeza de Vaca, azul de Tamaulipas, fueron los padres de grupo de choque contra Morena. En comunicados conjuntos y en declaraciones muy sonadas, decían que era el momento de una revisión urgente de la distribución de los recursos federales. “Ya basta” decían, que sus estados recibieran migajas.
En octubre de 2020 intentaron reunirse con el entonces Presidente de la República; pero AMLO se negó. Con esa negativa creció el grupo. Se sumaron: Diego Sinhue, panista de Guanajuato; José Rosas Aispuro, panista de Durango; Silvano Aureoles, perredista de Michoacán; José Ignacio Peralta, tricolor de Colima; Javier Corral, panista de Chihuahua y Martín Orozco, panista de Aguascalientes.
Pero el más activo y duro fue Enrique Alfaro, gobernador naranja de Jalisco. En sus cuentas de redes sociales subía señalamientos severos contra el titular del Ejecutivo Federal. Se convirtió en una especie de vocero, y en privado decía que el huésped de Palacio Nacional le hacía los mandados.
Pero los gobernadores rebeldes le hicieron los mandados a López Obrador. Y los gobernadores citados en líneas anteriores están como avestruces, con la cabeza bajo la tierra, a excepción de Javier Corral, quien es senador de la República, por el Movimiento de Regeneración Nacional.
Alfaro juega a imitar a Diego Sinhue quien presentó en los últimos minutos de su mandato, una controversia constitucional contra la Reforma Constitucional en materia judicial, dejándole un problema a la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo, cuando ella de verdad quiere ayudar a Guanajuato, y a su gente, más allá de colores, partidos e ideologías.
Don Enrique se va a España el 6 de diciembre, y le dejará un problema serio a Pablo Lemus, pero el protagonismo del gobernador saliente, no mide las consecuencias del daño que le puede hacer a Jalisco.
Argumenta el gobernador que ya se va, que inició la ruta para tener un pacto fiscal justo, pero la verdad es que de política sabe nada. En lugar de trabajar seis años para ello, se dedicó a pelearse un sexenio completo con los dueños del balón.
Quizá en Madrid gane una, porque aquí, ninguna.
COLOFÓN:
+ No hay duda: las relaciones con el exterior serán muy distintas con la Presidenta.
+ La política internacional se hace afuera, no desde Palacio Nacional.
+ Santa que no es vista, no es adorada.