Como hacen los campeones de Super Bowl, los Rams estaban de fiesta en la noche previa en celebración del segundo Lombardi en la historia de la franquicia, y primero desde que se mudaron de regreso a Los Angeles desde St. Louis en el 2016. Esa celebración continuará con un desfile de campeonato el miércoles que culminará en el L.A. Coliseum, donde jugó el equipo antes de mudarse al estadio de 5,000 millones de dólares del propietario Stan Kroenke, SoFi Stadium, en el 2020.
Luego, los Rams --representados por McVay, el Jugador Más Valioso del Super Bowl, Cooper Kupp y la gerencia, en Los Angeles Convention Center-- se enfocarán a todos los grandes obstáculos que tendrán que superar para repetir en el 2022, hazaña que solamente un equipo de la NFL --los New England Patriots en el 2004 y '05-- ha logrado en el último par de décadas. Eso podría ser especialmente desafiante para los Rams, dado los recursos que sacrificaron mientras lo apostaron todo para ganar en el 2021, y ahora con el surgimiento reciente de interrogantes respecto a dos de sus piezas más importantes.
McVay ponderó abiertamente su futuro como coach la semana pasada, con sus comentarios llegando después de que fuentes reiteraran a Lindsey Thiry de ESPN que el coach ha considerado un cambio al palco de transmisiones. El show previo al Super Bowl incluyó un reporte de NBC que Aaron Donald podría retirarse en caso de un triunfo de los Rams, una posibilidad que el tackle defensivo no confirmó ni negó al término del encuentro.
Cuando se le preguntó acerca de esas situaciones el lunes, el COO de los Rams, Kevin Demoff, los atribuyó al desgaste de una larga temporada, proyectando una ausencia de preocupación.