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Reconocimiento de una posible “década perdida”

por Redacción
20-04-2023

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Las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) concluyeron el pasado fin de semana con un reconocimiento de una posible “década perdida” y los peligros del cambio climático, pero sin decisiones para enfrentar esos desafíos y sin las inversiones billonarias o cambios en política que casi todos los participantes y los expertos dicen que son esenciales para la salud del planeta.

Mientras la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, y varios delegados de países africanos externaron feroces críticas por la inacción de las instituciones multilaterales y por la falta de un proceso democrática en la toma de decisiones que afectan a todos, fueron notables por su silencio público los delegados latinoamericanos en el debate sobre el futuro de estas instituciones a pesar de que gobiernos de Brasil, Colombia, Chile y México han expresado su repudio a la agenda neoliberal dentro de sus naciones.

La sensación surrealista de la reuniones oficiales del BM y el FMI fue evidente desde el principio. El liderazgo reconoció que se requiere de uno a 4 billones de dólares anuales en nuevo financiamiento para abordar los retos actuales, y advirtió que la pandemia de covid-19 y la guerra en Ucrania amenazaban las tasas de crecimiento económico a tal grado que los países en vías de desarrollo enfrentan potencialmente una “década perdida”.

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, admitió en una conferencia de prensa que “no estamos en un gran lugar, vemos el incremento en riesgos”, pero el diagnóstico no fue seguido de un plan de tratamiento.

Para el fin de la semana, Georgieva reconoció que a pesar de diálogos intensos sobre cómo abordar el posible riesgo de impago de deuda de algunas naciones, no se habían logrado acuerdos sobre ese problema, y que a pesar de que pondría haber fondos adicionales del sector privado, el cual ve oportunidades para lucrar con nuevos prestamos, no había progreso para obtener los billones que todos saben que son necesarios para este y otros problemas que enfrenta el sistema financiero internacional.

A la pregunta de ¿por qué no se podía sencillamente cancelar parte de la deuda internacional de los países mas endeudados que están al borde de una posible crisis de impago?, un funcionario del FMI explicó: “Déjenme decirles lo que ocurre cuando empezamos a discutir cancelación de deuda. Primero, los países llegan para decir que hay una riesgo muy alto de que otros países harán lo mismo y crearán una crisis cada vez mas amplia. Después, los acreedores –los bancos– dicen, está bien, les daremos más años en el plazo, o se extenderá el reparto. Esta abogacía tiene un impacto entre nuestros gobernadores y sobre las pláticas sobre deuda”.