La región de las Américas perdió el estatus de eliminación del sarampión, por el brote que actualmente presentamos en el continente, donde el primer caso fue en Canadá en octubre de 2024, y hoy persisten brotes activos en Canadá, México, Estados Unidos, Bolivia, Brasil, Paraguay y Belice.
Si para febrero de 2026 no se ha controlado la transmisión del actual brote,además de la certificación regional, México perderá la certificación de país libre de sarampión, otorgada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), obtenida por la ausencia de transmisión del virus, por más de 12 meses. En contraste, se considera que un país no está libre de sarampión cuando el virus vuelve y la transmisión se sostiene continuamente por más de un año .
La pérdida de la certificación debe verse como un fuerte llamado de alerta sobre la necesidad de tomar acciones. Porque este problema con el sarampión podría darse con todas las demás enfermedades prevenibles por vacunación, como polio, rubéola, difteria y otras amenazas que creíamos superadas. “Es impensable que más personas enfermen, se compliquen o mueran por enfermedades prevenibles” comentó el Doctor Raúl Romero Cabello, especialista en
infectología y vacunación de la Asociación Mexicana de Vacunología (AMV).
Los datos muestran este riesgo en México, porque hay una baja prevalencia de anticuerpos específicos contra el sarampión entre adultos de 20 a 49 años, particularmente en los nacidos entre 1989 y 2008. Esto pudiera deberse a una cobertura incompleta de la segunda dosis de la vacuna triple viral o debido a una disminución de la inmunidad en ausencia de virus circulante durante este período.
También que varios años se observaron discrepancias como excedentes y déficits en las dosis compradas y administradas en varios años.
Es un retroceso grave para la región y México está en riesgo. Sin embargo, también representa una oportunidad de replantear acciones y sinergias de todo el sistema de salud, en un entorno cada vez más desafiante, en el que: vacunación, prevención y ciencia deben unirse contra la desinformación, las voces antivacunas y atender una creciente demanda de servicios de salud y tratamientos innovadores.
El Dr. Abiel Mascareñas, coordinador académico de la AMV comentó que “se debe de aprender de esta crisis, no solo para recuperar la certificación de eliminación del sarampión, sino también para que nuevamente México sea un ejemplo de liderazgo en vacunación y salud pública, en el continente y, si es posible, en el mundo”. Ya se han puesto en marcha esfuerzos y colaboraciones que están cambiando la forma de enfrentar este brote. Las instituciones han generado evidencia clave y tejido alianzas intersectoriales comprometidas con la salud de la población, buscando superar la falta de coordinación de todo el sistema de salud.
Sin embargo, estos avances han sido insuficientes. La OPS recomienda que en la etapa posterior a la eliminación, cuanto más rápida y bien organizada sea la respuesta, mayor será la probabilidad de que la transmisión del virus del sarampión se detenga tan pronto como se detecte un caso importado. En el actual brote (2025) la respuesta ha sido tardía y sin la contundencia necesaria, enfrentamos un escenario complejo con miles de casos y 94 muertes registradas(23 sarampión y 71 tos ferina) 5 por dos enfermedades prevenibles por vacunación: sarampión y tosferina.
Es indispensable actuar en dos frentes: 1. Contener los brotes actuales con vacunación masiva y, 2. Planear un programa sustentable y sostenible de prevención que evite que esto vuelva a suceder. Del correcto manejo de esta crisis, dependerá la recuperación de la certificación en la región, evitar que el país la pierda o si ocurre, recuperarla para México.
Para cumplir con estos dos frentes, se necesita adoptar un seguimiento de la cobertura nominal de vacunación estandarizado en todas las instituciones, vinculado a los registros nacionales de población para garantizar la precisión y la integridad, definiciones claras de poblaciones objetivo, la conciliación rutinaria de datos, invertir en serovigilancia rutinaria, campañas de vacunación y otras actividades de planeación y organización.
En México, la vacuna contra el sarampión se introdujo en 1971, el último caso adquirido por transmisión endémica en México se registró en 1995 6 y el Comité internacional de Expertos de la OPS proclamó la interrupción endémica del sarampión en las Américas el 27 de septiembre de 2016. Este logro culminó un esfuerzo de 22 años, que involucró una amplia administración de la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola en el continente.

