SÓLO PARA INICIADOS
De las pocas noticias buenas, la única en tiempos en que se
ensañan con México los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (no se equivocará quien
crea que fue intencional la referencia a Juan el Evangelista como analogía a la
4T) es el regreso paulatino de Omar García Harfuch a seguir velando por la
seguridad de los habitantes de la Ciudad de México.
En realidad, el secretario de Seguridad Ciudadana no
abandonó su trabajo ni convaleciendo en su cama de hospital de las tres heridas
de bala recibidas en el criminal atentado de que fue objeto por parte del
Cartel Nueva Generación de Jalisco.
Y tan estuvo presente que antes de ingresar al quirófano envió
a los perpetradores del atentado el mensaje que los recipendarios entendieron
tal cual, sin matices.
Nada diferente se esperaba de él; se habrán sorprendido
quienes ignoran qué inspira y qué sangre corre por las venas del jefe policíaco
a quien Claudia Sheinbaum confío la seguridad de los capitalinos.
Se trata de ejemplo a seguir en tiempos en que crimen,
pandemia, política y austericidio, se ensañan con la población.
Hoy los chilangos sabemos que al frente de la policía de la
capital de la República está un Jefe al que no arredra ni el grupo del crimen
organizado que en su afán de adueñarse del territorio nacional ha declarado la
guerra al Estado mexicano enumerando entre sus objetivos a liquidar a un grupo
de colaboradores significados del Presidente de la República.
Mala noticia para el CNGJ que a menos de un mes del atentado
García Harfuch esté de regreso, con las dificultades que entraña la
rehabilitación, listo para cumplir el mensaje implícito enviado en su mensaje
de twitter.
Buena para los millones de habitantes de la ciudad capital
que en décadas no tuvimos un jefe policial con los conocimientos, capacidad
investigadora y agallas de García Harfuch.
Sin lugar a dudas su recuperación y retorno a sus funciones
es la gran noticia, la mejor, que puede recibir una población abrumada por
tantas calamidades.
Tengo la certeza de que, desde donde lo miran, dos de los
más grandes hombres de la historia reciente del país están orgullosos de su
manera de encarar los desafíos, como ellos lo hicieron en su momento y lo
harían hoy.