El próximo domingo 10 de abril se efectuará, por primera vez en nuestra historia, una oportunidad de participación ciudadana para responder en las boletas impresas a una pregunta: ¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo? Y dos opciones de respuesta: “Que se le revoque el mandato por pérdida de la confianza” y la otra “Que siga en la Presidencia de la República”. Frente a las que los ciudadanos podemos elegir, según nuestra opinión la respuesta que mejor se adapte a nuestras aspiraciones.
Esta consulta ha estado inmersa en muchos “dimes y diretes” que han llenado de nubarrones los beneficios de la misma. El sospechosismo ha desviado la trascendencia de la participación ciudadana, mostrando como una trampa algo que desde ahora se aplicará y nos dejaría a los ciudadanos un instrumento muy importante de control al gobierno. Por encima de las descalificaciones de todas partes, la preparación de la legislación ha sido laboriosa, no obstante llegó hasta la confrontación en el Poder Judicial. La recolección de firmas fue algo titánico, y constituye un logro relevante. Los trabajos en el Instituto Nacional Electoral han estado inmersos en medio de severas críticas, aunque han sido detallados hasta donde humanamente es posible. La misma existencia del INE se ha colocado en tela de duda.
Ya veremos del 11 de abril en adelante que ajustes se determinan. Es obvio que algo más sucederá, esperemos sea para bien de nuestro país. Se observan claramente en los medios dos bandos, uno a favor de la consulta y otro en contra. Así como la serena decisión y el silencio de los ciudadanos para acudir a ejercer nuestro derecho y expresarnos con libertad. Así es la democracia que vamos construyendo.
Lo relevante será la afluencia a las urnas y luego el resultado, que por los niveles de popularidad y respaldo al Presidente, se percibe obvio en su favor para que continúe y concluya su período para el que fue electo. En contraste una oposición que no logra expresarse definida y abierta, más allá del llamado a la abstención, en lugar de lo que sería explicable, su llamado opositor. Mientras algunos expertos discuten sobre la legalidad de la misma, que en los hechos va pasando de lado. Una de las críticas más certeras, ha sido la draconiana interpretación a la veda en los medios, al silencio de las autoridades, legisladores y partidos políticos, como si eso fuera posible en la realidad mexicana. Así es la Política. Esperemos que el resultado más relevante sea su permanencia y perfeccionamiento para destituir a los malos gobernantes. Así debe ser la Democracia.
Mauricio Valdés