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Rosa Martínez, la soprano venezolana que ensayaba debajo de un puente

por Redacción
12-10-2021

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"Sabéis lo que pasa, Rosa María, que yo no debería estar aquí juzgándote a ti. Te hemos acogido en este país y tú a cambio has estado en la zona cero, en el momento más complicado en nuestro país y encima tu talento ha ayudado a nuestros mayores a llegar hasta aquí".

"Para mí esto es el número perfecto", le dijo el famoso presentador español Risto Mejide a Rosa María Martínez, una inmigrante venezolana que participa en el programa de talentos Got Talent España.

"Representas todo aquello de lo que tenemos que sentirnos orgullosos. Nuestros mayores, nuestros sanitarios, pero también representas al talento que sobrevive y nos hace sobrevivir".

"Este botón dorado es vuestro", dijo antes de oprimirlo, junto a otro miembro del jurado, la cantante Edurne.

De esa forma, Martínez, tras su interpretación de "Adiós Nonino" de Astor Piazzolla, pasó directamente a la semifinal del concurso, algo que no es muy usual en ese reality show.

Su participación, que se transmitió el 17 de septiembre, se convirtió en un episodio muy emotivo del concurso, especialmente cuando un grupo de adultos mayores, sus "héroes" -como ella los llama-, subieron al escenario a acompañarla.

Esta es la historia de la enfermera de 30 años, madre soltera, que nació en Maracay y cuya voz ha cautivado a muchos y no sólo en España.

"De niña, siempre fui enfermiza, asmática. Admiraba mucho a mi tía Miriam, que era enfermera. Quería ser como ella y como las enfermeras que me atendían. Además quería usar el uniforme blanco", le cuenta a BBC Mundo.

Comenzó a estudiar música a los 12 años y a los 17 empezó a especializarse en el canto lírico.

Cumplió su sueño y se graduó de enfermera.

"Trabajé en un área muy dura del sector salud de Venezuela: la oncológica. Los pacientes con cáncer se han visto muy afectados por las carencias en el país", especialmente -explica- por la falta de unos fármacos específicos que son importados.

"Cuando una persona recibe quimioterapia, no recibe un solo medicamento, sino un conjunto de ellos y si uno falla, pues el objetivo de otro medicamento se ve un poco coartado.

"Entonces tenía que constantemente enfrentarme al hecho de perder a mis pacientes.

"Tuve que ayudar a muchos de ellos que no tenían recursos. Por ejemplo: o comían o iban a la quimioterapia. Entonces les decía: 'Invierte tu dinero en venir a la quimio, yo me encargo de traerte la comida'".