La actriz Rose McGowan nunca se ha caracterizado por la corrección política a la hora de denunciar la dinámica de acoso y abusos sexuales que definen el historial delictivo de Harvey Weinstein, quien violó a la intérprete en el año 1997 para asegurarse de que no volviera a recibir papeles de relevancia en la industria cinematográfica.
La intérprete ha sido siempre muy crítica con el 'oficialismo' hollywoodiense y su respuesta a todos estos escándalos sexuales que han afectado también a otras importantes figuras de la industria. A juicio de la artista, en 2017 muchos compañeros y compañeras de profesión se lanzaron en tromba a criticar a Weinstein y a aquellos que actuaron como él cuando resultaba fácil hacerlo, tras años de silencio y, en su opinión, complicidad para con estas prácticas.
Ahora la artista arremetió directamente contra una de las personalidades televisivas más queridas de Estados Unidos, al menos entre los sectores más liberales de la sociedad, para volver a ilustrar sus argumentos.
Se trata de Oprah Winfrey, a quien Rose definió directamente como un "lagarto", capaz de sobrevivir a los cambios de tendencia arrimándose siempre al sol que más calienta. La actriz acusó a la también empresaria de ser una hipócrita, entre otras razones, por haberse retirado rápida y discretamente de la producción de un documental que quería profundizar en las acusaciones de abusos sexuales vertidas contra Russell Simmons, fundador del afamado sello discográfico Def Jam.
"Me alegra que cada vez haya más gente que ha empezado a ver el lado oscuro de Oprah. Me gustaría que fuera una mujer real, pero no lo es. Ha pasado de ser amiga de Weinstein a abandonar y destruir a las víctimas de Russell Simmons. Siempre ha apoyado y defendido una estructura de poder enferma para su beneficio personal. Es tan falsa como podrías esperar de alguien de su categoría. #Lagarto", ha escrito Rose en su perfil de Twitter.
Los ataques de Rose McGowan también surgen luego del reciente 'redescubrimiento' de un video, del ya desaparecido programa vespertino de la comunicadora, en el que Oprah dirige preguntas muy duras y llenas de escepticismo a la cantante Dolly Parton a cuenta de sus numerosas operaciones de cirugía estética y también de sus brotes de depresión, que no parecían ser tomados demasiado en serio por la presentadora en esa época.