- No usar prendas ajustadas.
- Tratar de vestir tejidos transpirables. La vagina por una cuestión evidentemente anatómica se encuentra ya de por si en una zona húmeda y relativamente ocluida por lo que tratemos de mejorar su aireación, usando tejidos como el algodón y evitando las licras y tejidos sintéticos que pueden favorecer infecciones.
- Duerme sin ropa interior debajo del pijama.
- Utilizar detergentes suaves y poco agresivos para la ropa interior. No es obligatorio lavar las braguitas a mano debajo del lavadero como antaño, pero si, que trates de usar productos suaves. Una buena opción son los detergentes para bebés, que en general suelen ser más respetuosos.
- Como el resto de nuestro organismo, la vagina sabe cuidarse por si misma. No es necesario (ni recomendable) realizarse duchas vaginales de forma habitual, excepto que sean parte de un tratamiento prescrito por su médico.
- Hay que tener cuidado con los desodorantes íntimos, pues pueden estar enmascarando un síntoma de alguna afección que necesite un tratamiento. Como os he dicho la vagina sabe cuidarse. Si desprende un olor fuerte, desagradable o poco habitual deberemos concertar una visita con nuestro médico.
- No utilices esponjas, ni guantes, ni toallas, ni nada que no sea tu propia mano para limpiarte. Todos estos elementos suelen acabar convirtiéndose en un foco de bacterias que pueden volverse en nuestra contra y causar una infección.
- Límpiate siempre de delante hacia atrás. Así haremos que cada bacteria se mantenga en su sitio y no pasaremos a la vulva bacterias del ano.
- No uses un tampón vaginal más de 6 horas.
- Orina y lávate después de mantener relaciones sexuales.
- Busca un buen gel íntimo para lavarte. Cada vagina es distinta y tiene unas necesidades especiales.