José Luis Camacho Acevedo.
La noticia de que Santiago Creel declinó seguir buscando la candidatura presidencial en favor de Xóchitl Gálvez, no causó el menor impacto entre los poco más de noventa millones de mexicanos que están inscritos en el Padrón Nacional.
La verdad es que Creel Miranda no lograría como candidato presidencial ni un 2% de los votos en los comicios del 2024.
Y con esa miseria de presuntos seguidores Creel trata de hacer ruido con sus mensajes de que se “baja” en favor de la unidad y de la sociedad nacional.
Fueron muchos de los integrantes del voto fuera del PAN, partido cuya cúpula sigue molesta con las declaraciones de Gálvez de que ella no es militante de esa organización política, que le pidieron al secretario de gobierno de Vicente Fox que declinara en favor de la majaderona hidalguense.
No hay un cambio relevante entre los números que tiene Gálvez en relación al número creciente de seguidores que tiene Beatriz Paredes con la dimisión de Creel Miranda.
El PAN es el perdedor en esa maniobra. Si Xóchitl es la elegida de inmediato se irá la rebatinga por posiciones en el reparto de las candidaturas, especialmente al Senado y en las entidades en las que se renovará el Poder Ejecutivo.
Y el PRI es un jugador muy experimentado en esos lances del agandalle.
Personajes como Alito, Moreira, Beltrones, la propia Beatriz Paredes, María Esther Sherman, Carolina Viggiano, Manuel Añorve son muy avezados en relación a la capacidad de maniobra que tenga el PAN con Marko Cortés a la cabeza.
No hay duda de que el PRI gana con la “bajada” de Santiago Creel (uno se pregunta ¿de dónde se baja un competidor que nunca estuvo arriba de la competencia?) ya que con sus mañas le puede jugar gitano y pillar así fácilmente a los ñoños dirigentes albiazules.
¡Qué cosas¡
Pero esa es la oposición que existe en México.