José Luis Camacho Acevedo.
Pues como dijo el clásico, cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
El PRI es el partido que, pese a los desastrosos resultados que obtuvo en las pasadas elecciones del 6 de junio, es de las organizaciones opositoras que cuenta con los cuadros más experimentados de la clase política nacional y, en muchas entidades de la república, con una fuerte estructura territorial.
Para nadie es un secreto que MORENA, sin López Obrador, es solamente un conjunto de tribus provenientes tanto de otros partidos, así como de grupos de una izquierda que numéricamente no pinta,
Así fue como se demostró en los pálidos resultados que se obtuvieron en la pasada consulta para enjuiciar a los exmandatarios, ejercicio que estaba moral y políticamente, a cargo de las estructuras de la organización fundada por el actual presidente de México.
Y la respuesta fue fatalmente pobre por parte de los cuadros de MORENA.
El PAN está por ahora enfrascado en la contienda por la sucesión de su dirigencia nacional. El actual líder, Marko Cortés, dio un albazo al establecer unas reglas que al parecer estaban confeccionadas para que fácilmente lograra su reelección.
Pero de inmediato un panista poderoso, integrante de una corriente respetable y respetada como es el todavía gobernador queretano Francisco Domínguez, protestó por el agandalle y exigió piso parejo en la contienda.
Una vez decidida la nueva dirigencia nacional del PAN, seguramente empezarán a despuntar sus figuras con aspiraciones presidenciales, encabezados de manera natural tanto por Francisco Domínguez como por el michoacano Marko Cortés.
Mientras en el PRI la disputa por la candidatura presidencial 2024 de calentó con los anuncios tanto del gobernador oaxaqueño Alejandro Murat, como de su actual dirigente Alejandro Moreno.
Un buen trabajo de posicionamiento es el que está realizando con sus propuestas en todos los medios de comunicación que tiene a su alcance Enrique de la Madrid.
Pero el favorito de la cátedra tricolor sigue siendo el mexiquense Alfredo del Mazo Maza.
Tiene elementos que lo han posicionado fuertemente.
Pertenece a una dinastía que, hasta ahora, es una de las más respetadas por la clase política del PRI a nivel nacional.
Es ahora el más respetado integrante del Grupo Atlacomulco.
En los recientes comicios del 6 de junio pasado, Del Mazo Maza recuperó prácticamente todo el corredor del Valle desde Naucalpan hasta Tlalnepantla.
El PRI logró sumar el número de diputados federales más relevante, obviamente impulsados por Alfredo del Mazo, de lo que será la bancada de esa organización en la próxima legislatura de San Lázaro.
Pues el dinosaurio sigue vivo.
Hábil como siempre, el líder perredista Jesús Zambrano ha externado interesantes opiniones sobre el futuro político de Alfredo del Mazo.
Y el mandatario mexiquense cuenta además con un operador político de primer nivel como es su secretario de gobierno Ernesto Nemer.
La disputa sin duda se está calentando al interior del PRI con vistas al 2024.
Y hasta ahora, el aspirante más fuerte sigue siendo Alfredo del Mazo.
EN TIEMPO REAL.
1.- En Quintana Roo sigue la disputa entre verdes y morenistas por la candidatura al gobierno estatal para el próximo año. La indiscutible puntera es la alcaldesa de Cancún Mara Lezama, aunque Jorge Emilio Martínez, el inenarrable Niño Verde, trae ya maiceando a sus gallos como Juan Carrillo y Laura Fernández, a los que impulsa con la ayuda de Félix González Canto.
2.- Una columna tardía, llena de hígado es la que publicó hoy el ex secretario de Hacienda Carlos Urzúa. El ex funcionario de la 4T le hizo un gran daño a la economía mexicana cuando, de manera por demás alevosa, presentó su renuncia a AMLO en un horario en que los mercados estaban abiertos con las consecuencias negativas previsibles. Urzúa es un personaje resentido al que sus patrocinadores ya deben ponerle reglas claras.
3.- Sigue pendiente de la ayuda a los hermanos de Haití el presidente López Obrador. Le sigue encargando el tema de manera urgente al Canciller Marcelo Ebrard. Por cierto, las conversaciones entre las corrientes venezolanas que están dialogando en México, caminan de una manera más civilizada y constructiva de lo que se esperaba.