
La decisión de México de arrebatarle el control del sector petrolero a las empresas estadounidenses y británicas se enseña en las escuelas y se celebra cada año. Por eso la nacionalización de 1938 es motivo de orgullo para millones de mexicanos, incluido el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hace 16 años el mandatario lideró una lucha contra las reformas energéticas que pretendían atraer la inversión privada a la enorme empresa petrolera estatal de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Este año, la candidata presidencial Claudia Sheinbaum eligió el aniversario de la expropiación petrolera para anunciar sus propuestas energéticas; entre ellas incluye el mantenimiento de la producción de crudo a gran escala por parte de Pemex, la limitación de la inversión privada en generación eléctrica y la apuesta por las energías renovables pero mayoritariamente desde el Estado.
A pesar de las dificultades que enfrenta Pemex, México sigue siendo uno de los mayores productores de petróleo en el mundo. Incluso ningún candidato presidencial ha hablado sobre limitar la producción de crudo en el país.