José Luis Camacho Acevedo.
Con
el dedazo legislativo a favor de que continuara como presidenta de la CNDH la
inepta Rosario Piedra, se incrementaron los comentarios de las clases política
y empresarial de que Andrés Manuel López Obrador seguía siendo el “poder tras
el trono” en el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Aseveraciones que la realidad convierte en palmarias
falsedades.
El
caso es que los grupos de interés que propalan esos comentarios no observan con
imparcialidad las diferencias, por demás sensibles, entre Claudia Sheinbaum y
su estrambótico antecesor.
Las
críticas a los recortes que se anunciaron en el proyecto de presupuesto han
sido realizadas por representantes de identificados grupos de interés.
Incluso
el error de percepción cometido en los recortes mencionados, que incluían en
ellos los de la UNAM y el Politécnico, fue inmediatamente corregido toda vez
que las protestas a esa decisión provenían de camarillas de “intelectuales” que
han sido beneficiaros de los presupuestos del Poli y la UNAM.
Pero
hay ya marcadas diferencias entre acciones claves y relevantes entre lo que fue
AMLO y lo que es Claudia Sheinbaum.
La
más reciente es la asistencia de la presidenta de México a la cumbre del G-20
que se está celebrando en Brasil.
López
Obrador, fiel a su formación aldeana, consideraba que esas reuniones eran solo
para tomarse fotografías de los asistentes.
Y
su política exterior, la de AMLO, tiene a nuestro país en serios conflictos
diplomáticos con Estados Unidos, Perú y otros países.
Sheinbaum
tiene una concepción universal de la política. AMLO la tiene encerrada en sus
dogmas “liberales y populistas” ya muy rebasados por los cambios sociales
ocurridos en el mundo.
Para
nada benefician a la marcha de la presente administración pública federal, los
comentarios de esa ilusoria presencia de un Maximato que encabeza AMLO.
Informes
de fuentes por demás confiables, dan cuenta que, sobre todo después de ocurrida
la trampa que los chapitos al Mayo Zambada, quedaron al descubierto relaciones
inconfesables con organizaciones criminales, a prominentes integrantes de los
círculos políticos y familiares de AMLO, condición que le pudieran
significar al ex presidente problemas tan graves como el que ahora padece
Genaro García Luna.
Sheinbaum no está en la mira de las investigaciones de
Estados Unidos.
Son efectivamente diferencias muy sensibles.
EN
TIEMPO REAL.
1.-
Napoleón Gómez Urrutia, a quien de plano no le funciona su central obrera
integrada por la arqueología del sindicalismo nacional, está poniendo en marcha
sus “habilidades de la política de cañería” para ensuciar la asamblea de la
CATEM en la que se reelegirá como líder a Pedro Haces.
2.-
Muy acertada la decisión de la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, de dar a
conocer la gran afluencia turística que tuvo el bello puerto en el puente
vacacional que terminó ayer. La costera, sitios emblemáticos de Acapulco como
la Quebrada y Pie de la Cuesta, estuvieron llenos de visitantes.
3.-
Juan Ramón de la Fuente pasó con altas calificaciones su trabajo en la Cumbre
del G-20 que termina hoy. Las actividades de la presidenta Claudia Sheinbaum,
tanto en las asambleas del cónclave como en los encuentros bilaterales,
estuvieron puntualmente coordinadas y se realizaron cumpliendo las expectativas
que se habían generado.